Abandonad toda esperanza

Polémica a quemarropa

Abandonad toda esperanza, salmo 43º
La Semana Negra de Gijón de este año, de la que tuve el placer de volver hace escasos días, estuvo cargada de polémica. No tanto como para que uno tuviera que refugiarse en lugar seguro (hace tiempo que resulta harto complicado que un acontecimiento puramente cultural levante ampollas, sea a quien sea), pero sí lo bastante como para que un servidor reflexione sobre eso que suele decirse de que nunca llueve a gusto de todos.

Por un lado, el cartel de la Semana mostraba a un soldado franquista y a una miliciana leyendo juntos A quemarropa, el diario oficial del evento. La ilustración, obra de Ángel de la Calle, y siempre en la opinión de algunos descerebrados, equiparaba a ambos bandos considerándolos como iguales. El autor tuvo que salir a la palestra y explicar algo que debía hacerse entender por sí solo; pero no ha servido de nada: la Junta Cultural Gijonesa ha dictaminado que la organización del festival debe pedir disculpas públicas a las víctimas del franquismo. Vivir para ver.

En cambio, en el marco de la propia Semana Negra, donde la Guerra Civil Española fue el tema principal que articuló numerosas charlas y mesas redondas, en el momento en que se defendió el revisionismo de dicha etapa desde un punto de vista claramente subjetivo, con una clara tendencia política de izquierdas, y como un tema que todavía podía generar entusiasmo y emoción en lectores y espectadores adolescentes que jamás vivieron ni esa época ni la dura posguerra que la siguió, algunos también pusieron el grito en el cielo.

Recuerdo particularmente una carta al director de un periódico comarcal, no recuerdo si La Voz de Asturias o El Nuevo Comercio, que denunciaba (no sin algo de razón) la postura tomada por los organizadores del festival, y hablaba (aquí ya con bastante menos razón) de manipulación histórica y de demagogia... como si Paco Ignacio Taibo II y su equipo hubiesen intentado engañar a nadie.

La Semana Negra de Gijón, como la novela negra en general, y salvando excepciones (unas honrosas, otras no tanto), siempre ha sido una celebración de izquierdas. El género negro supone una denuncia de las lacras de la sociedad contemporánea, se opone al status quo y cuestiona los ámbitos donde se mueven aquellos que ostentan el poder, sean de la tendencia que sean.

Así, en la Semana Negra, los distintos acercamientos a la Guerra Civil (ya fuese desde el rigor histórico de Ignacio Martínez de Pisón o Isaac Rosa con Enterrar a los muertos y El vano ayer; ya desde un prisma que juega con la fantasía ucrónica en los relatos que conforman Franco. Una historia alternativa), el caudillo siempre fue el villano de la película. Yo, por lo menos, no voy a discutírselo.

La XIX Semana Negra de Gijón se celebró entre el 7 y el 16 de julio de 2006.

(Fotografías (c) Álvaro Vicente Palazón.)

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