Cultura

Política cultural

Me sorprende la resolución tomada por la Comunidad de Madrid para destensar la crisis económica actual. La medida ha despachado de un plumazo a la Consejería de Cultura nada menos. Y aunque el incombustible Aureliano, beer por medio, insiste en la trampa de una medida que puede suplir la desaparición de una Consejería con la creación de un par de Direcciones Generales, yo replico que no se trata de eso. Que no hablo de hacer cuentas, que hablo del significado de la acción. Lo que me remuerde es el significado de la propuesta: “como estamos en crisis eliminamos lo relativo a la cultura (que es lo prescindible)”. El mensaje de la resolución contrasta, curiosamente, con el incremento de venta de butacas en los teatros.
A todo esto, el domingo acudimos en familia al XIII Festival de Cometas de Alicante. El primer presentimiento funesto sobre el festival llegó cuando nos hicimos con el programa: un listado de exhibiciones sin horario establecido. El segundo presentimiento funesto llegó al ver ondear las banderas de la CAM junto a la playa del Postiguet donde se desarrollaba el acto. El resultado… poco de lo que disfrutar, el otro resultado (el de “ellos”): tres mil cometas repartidas. No sé a santo de qué mis neuronas se empeñan en relacionar ésta propuesta con la de Los Mismos. Allí: 3.000 cometas repartidas. Aquí: una reseña de Villena en la biografía de Karina de la Wikipedia. Allí: el dinero de los contribuyentes y de quienes ahorren en esa caja. Aquí: el dinero de la contribución. No sé a qué santo mis neuronas se empeñan en relacionar todo esto con la renuncia de la directora de la Casa de Cultura de Villena.

Tal vez porque desde hace aproximadamente un mes Villena navega sin timonel. Ya sé que la noticia no ha trascendido, ni siquiera para poder agradecer a Eva B. López el trabajo que ha hecho hasta ahora. Más preocupante resulta pensar que ya no está ella, ni nadie. Más preocupante si sabemos que dicho puesto en nuestra ciudad supone el ejercicio de dinamización cultural (que abarca ampliamente la labor de dirección de la Kakv). Pero lo que más me inquieta a mí es contemplar la indolencia de nuestro equipo de gobierno ante tan importante ausencia. Me hace necesario gritar a los cuatro vientos esta repentina y trágica y escondida situación. Advertir del peligro que supone sobrevivir día a día sin ésta figura (por muy administrativa o protocolaria que sea). Advertir que si la teoría no falla nos veremos en breve plazo descendiendo una pendiente cada vez más inclinada, una pendiente dirigida al vacío, a la desidia, al conformismo imprudente. Abocados a una pobreza donde incluso la que fuera “sustituta” de Eva será referencia por su labor de mantenedora.

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