Políticos de mal agüero
Habitualmente hablamos de pájaros de mal agüero para referirnos a aquellas personas que son gafes o portadoras de malas noticias, quienes suelen venir acompañados de malas vibraciones y que, por regla general, no presagian nada bueno
al contrario que la clase política en general y nuestros políticos locales en particular, que a la mínima que pueden nos embelesan con sus cantos de sirena en forma de megaproyectos e inversiones que van a convertir a Villena en la tierra prometida.
Algo así sucedió, sin rebuscar mucho en la memoria, con el dichoso centro comercial de El Grec. ¿Se acuerdan? Si no estoy equivocado, fueron María José Hernández y Jesús Martínez, a la sazón concejales de Urbanismo durante el mandato de Celia Lledó, quienes anunciaron alegremente en rueda de prensa la creación de 2.500 puestos de trabajo en unas instalaciones que daban por hechas. Poco después, y como buenos aprendices de cubero, rebajaron esa cifra a 1.800 empleos, lo que en cualquier caso seguía siendo una alegre barbaridad, pues por aquel entonces ya comenzaba a vislumbrarse la crisis que se nos venía encima. Desgraciadamente, sabemos desde hace tiempo que el tan cacareado centro comercial ni está ni se le espera.
La lista podría ser muy amplia, pues a la Generalitat Valenciana le faltó tiempo para anunciar que el Nodo Logístico y el Parque Empresarial de Villena supondrían la creación de 2.000 puestos de trabajo directos, a los que habría que añadir los 100 empleos anunciados para la planta embotelladora de Danone, esa de la que nunca más se supo, o los entre 25 y 80 puestos de trabajo que, también según la Generalitat, iba a generar Primadomus.
Por desgracia, a esta triste lista tenemos que sumar esta semana los 750 empleos que iba a crear durante su construcción la planta termosolar que FCC está instalando en el término de Villena, junto a la cárcel, y que en su mayoría han ido a parar a manos de personas de fuera para desgracia de los miles de villeneros que, ilusionados, depositaron sus currículums en el Gabinete de Desarrollo Económico, que creó una bolsa de trabajo específica para satisfacer las demandas de personal de la empresa constructora, que por lo que se ve ni va a cumplir con las contrataciones anunciadas ni con los pagos previstos, sumando así su nombre al cada vez más largo listado de proyectos que nos vendieron como la solución a todos nuestros males y acabaron convertidos en la nada más absoluta.
Generar ilusión y confianza es una necesidad imperiosa para la clase política, que en gran medida accede o conserva el poder, con independencia de los errores del contrincante, merced a todo aquello que se hará. No obstante, ningún político debe olvidar que el grado de decepción entre la ciudadanía es directamente proporcional al tamaño de la ilusión generada por sus propuestas y afirmaciones, especialmente en estos tiempos tan duros. Por ello, no estaría de más que se lo pensasen dos veces antes de hablar. Aunque visto con perspectiva, si directamente se callan, mejor aún.