Opinión

¿Por qué siempre que nos vamos por ahí de viaje nos encontramos con alguien de Villena?

Queridos lectores: se acabó Entrepiernas, y ha llegado el momento de hacer balance. Todavía es pronto, tal vez, para hacer un análisis en profundidad de lo acontecido, pero tras estas dos semanas de intensos debates y emotivos actos, ya podemos atrevernos a decir que las I Jornadas de Entrepiernas han sido todo un éxito; no sólo en cuanto a participación ciudadana se refiere, sino también debido a la gran cantidad de conclusiones que se han podido extraer, y que, sin duda, repercutirán de forma positiva en nuestras Fiestas.
De esta forma, podemos decir que la gran mayoría del público asistente a las tertulias optó por la propuesta de que los festeros se agrupen por parejas y desfilen a cosqueretas. Dicha medida, que evitará la masificación y reducirá considerablemente la duración de algunos actos, entrará en vigor a partir de las próximas fiestas. La polémica, pues, está servida, aunque ya podemos anticipar que la Junta Central ha estipulado que aquellos festeros que hagan de caballito obtendrán descuentos de hasta un 50% en los puestos de los hippies y en las tintorerías, no pagarán derrama y participarán en el sorteo de cientos de bonobuses, almuerzos típicos, algodones de azúcar y entradas para ver jugar al Villena. Algunos directivos de la comparsa de Estudiantes manifestaron que dicha medida también será adoptada en la Troya para que, de este modo, pueda entrar más gente todavía y se puedan multiplicar los beneficios económicos con la venta de pases, entradas, bebidas y montaditos.

Las Jornadas también han servido para que se lleve a cabo la creación de un nuevo organismo denominado I.N.G.L.E, cuyas siglas significan Instituto Nacional para la atención de Gente con Lesiones en la Entrepierna.

Hay que decir que las jornadas han discurrido con total normalidad. Sólo hay que lamentar dos pequeños incidentes. El primero de ellos fue protagonizado por una señora de ochenta y tres años que se encadenó desnuda a la farola de Santiago para protestar contra la bilis festera, sin duda una de las más corrosivas y perjudiciales para el entorno de cuantas existen. Al parecer, la señora estaba harta de pintar y encalar la fachada de su casa todos los años para que unos incontrolados acabaran vomitando en su portal, y llegó a comparar estos actos con los protagonizados por algunos jóvenes durante el concurso de graffitis y que dejaron la calle Sancho Medina como un vagón del metro de Nueva York.

El segundo incidente fue protagonizado por un premio Nobel de Física que había venido a Villena a contemplar el Tesoro y el Museo Arqueológico y que, tras finalizar su visita, había recibido, en señal de agradecimiento, una bolsa con nísperos y albaricoques de la tierra por parte de uno de nuestros concejales. El ilustre visitante de origen estadounidense, que no había visto un níspero en su vida, se tragó uno de los huesos sin darse cuenta, con tan mala fortuna que éste se le quedó atascado en mitad de la traquea. Víctima del atragantamiento, el hombre empezó a levantar y a mover las cejas, como si llevara el punchón; a cucar los ojos como si llevara el as de bastos; a sacar la lengua y a morderse el labio inferior, como si llevara la manilla de oros y la de espadas, y a mover los hombros, como si llevara un tres. Pese a que se estaba poniendo morado, nadie acudió a socorrerlo, ya que todos los que le rodeaban pensaron que estaba practicando las señas del truque. Después, infló los mofletes, como si llevara muy buenas cartas para, finalmente, y tras recibir una palmadita en la espalda por parte del mismo concejal, poder expulsar el hueso. De todos modos, y según manifestó horas después a este mismo periódico: “Lo peor no fue eso. Lo peor de todo fue la cagueta que me entró después de comerme toda la bolsa”. Y es que, al parecer, los albaricoques estaban un poco verdes y había bebido mucha agua.

Pese al éxito de estas jornadas, hay que decir que también han sido muchas las cuestiones que se han quedado en el tintero todavía sin resolver. Preguntas como: ¿Por qué siempre que nos vamos por ahí de viaje nos encontramos con alguien de Villena? ¿Cuándo habrá arrope y calabazate de la marca Hacendado? ¿Por qué desapareció la comparsa de Romanos? ¿Es posible ponerse una cazadora encima de un jersey peruano? o ¿Por qué los caracoles y los huevos se venden por docenas?, han quedado en el aire. La respuesta hemos de encontrarla entre todos. Gracias por vuestra participación.

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