Fuego de virutas

Por ser tu mujer

Julio –y es mes largo– nos despertó con nuevas víctimas de la violencia de género. Violencia degenerada. Victimario cotidiano de una pesadilla homicida. Y también con pesadilla nos despertó una siesta en julio. Sopor, sudor y angustia en una tarde de verano sonando una radio por un patio de luces. Es una canción –dicen– de Natalia Jiménez. Y parece muy mal sueño. Y la pregunta es cómo en estos tiempos de tantas sensibilidades antimachistas se difunden estéticas sumisas, apologías de la subordinación, del sometimiento. ¿Caspa casposa?... En nevada y envenenada. De chiste si no ocultara la tragedia de un alud violento y habitual. Escuchemos con atención lo que se canta:

"Ajá. Ohó. Yo, daría mis ojos por tenerte. Estar lejos de ti me hace más fuerte. No tengas miedo a esconderme. Yo, cargaría tu cruz a mi espalda, guardaría tu voz en mis entrañas y tus secretos bajo mi falda. Pero yo para ti, siempre seré la otra. Sólo seré una sombra de una vida junto a ti. Por ser tu mujer, yo le entrego a Dios mi alma. Por ser tu mujer, yo me olvido de ser una dama. Por ser tu mujer, sería capaz de morir en tu cama. Por ser tu mujer, por ser tu mujer. Yo, entrego las llaves de mi cuerpo. Mi vergüenza es todo lo que pierdo en este frío invierno. Pero yo para ti, siempre seré la otra. Sólo seré una sombra de una vida junto a ti. Por ser tu mujer, yo le entrego a Dios mi alma. Por ser tu mujer, yo me olvido de ser una dama. Por ser tu mujer, sería capaz de morir en tu cama. Por ser tu mujer, por ser tu mujer. Por ser tu mujer, yo le entrego a Dios mi alma. Por ser tu mujer, yo me olvido de ser una dama. Por ser tu mujer, sería capaz de morir en tu cama. Por ser tu mujer, por ser tu mujer.... Narananananara... Por ser tu mujer."

Daría mis ojos. Cargaría tu cruz... Seré una sombra. Sería capaz de morir en tu cama... Me olvido de ser una dama...

Apenas sigo al día los éxitos musicales comerciales. Éste auguran que lo será –si acaso ya no lo es– con fuerza. Pero hiede a machismo. Apesta. Luego nos preocupará la exquisitez de ese lenguaje complicado que es el lenguaje que dicen no sexista mientras a cara descubierta componen canciones suicidas y los medios de comunicación profusamente los difunden insultando a la persona. Experiencias que explican la realidad que no queremos comprender, una realidad que aliñada con glamour de focos es maltrato de gentes. Porque chico maltrata chica cuando le habla como escupiéndole, como perdonándole la vida. Esto lo vemos casi a diario en los institutos en parejas que se estrenan. Porque chico maltrata chica cuando no la escucha o cuando la desprecia como si fuera mierda. Despreciando lo que opina. Porque jamás le importó lo que opina. Es "su" chica. "Su chica"... Y el posesivo supone patente de corso para la intolerancia. Permiso abierto a la humillación. Y cuando deberíamos ir hacia adelante, liberándonos de todos los lastres sexistas que nos ataban, porque el machismo también ha castrado la libertad del ser varón, la canción de marras que nos despertó de una siesta este verano campa por las ondas. Para más inri fue en esas horas de sopor y sudores de digestión. Y fue como si nos despertaran para empezar a vivir una desazón en verso que no tiene por qué ser poesía y música que no tiene por qué ser música.

Por ser tu mujer.

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