Editorial

Por una sanidad pública y de calidad

Parecía que tras la reunión de los portavoces políticos con los coordinadores de los centros de salud en nuestra ciudad el problema de la atención sanitaria, si no arreglarse, sí por lo menos se había reconducido por unos derroteros menos partidistas y más constructivos, lo que sinceramente celebramos, ya que usuarios en potencia somos todos, sin excepción. No obstante, tan solo han pasado unos días y ya son varias las voces que se han alzado –el PSOE y CC.OO. principalmente– abundando en este problema y poniendo el acento en dos de los principales males que afectan al sistema sanitario público valenciano: la falta de facultativos y la falta de inversión pública en el sector.
De la escasez de médicos y asistentes se puede decir mucho: que se venía alertando de ella desde hace años, que el problema no es sólo achacable al gobierno autonómico (números clausus en las facultades, déficit de plazas en las convocatorias MIR, etc.), que las condiciones de trabajo y las remuneraciones de las comunidades manchega, murciana o catalana son mucho mejores que las de la valenciana, con el consiguiente “éxodo” de facultativos, etc. Fruto de esta falta de médicos y de la precariedad laboral, asistimos a una masificación que es bien evidente en los consultorios y en los hospitales, donde basta con dar un paseo por sus salas de espera para ver la multitud de pacientes que se acumulan para ser atendidos por escasos médicos, que trabajan en condiciones infrahumanas no pudiendo ofrecer a sus enfermos toda la calidad asistencial que se merecen.

Fruto de esta masificación, de la precariedad laboral, de las retribuciones deficitarias, etc., deriva el problema de las listas de espera, no sólo las quirúrgicas, sino también de técnicas de diagnóstico y de atención por los especialistas, lo que unido al déficit crónico del servicio está sentando las bases de lo que en la práctica es la mejor solución al problema desde el punto de vista de algunos políticos, pero nunca jamás desde la óptica del ciudadano / contribuyente: la privatización del servicio sanitario.

Conocidas las experiencias de otros países (por ejemplo Estados Unidos, donde quien no tiene seguro médico está literalmente vendido) y otras regiones españolas, no cabe sino luchar por una sanidad pública y de calidad, única garantía de la universalidad de la asistencia sanitaria, un derecho de todos los ciudadanos, porque no es de recibo que se esgrima como excusa la falta de recursos económicos cuando no faltan proyectos “faraónicos” ni promocionales que a una inmensa mayoría de los ciudadanos ni nos van ni nos vienen.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba