Porque lo que ocurre a nuestro alrededor es un exterminio del tipo control de plagas
Es que planteamos el asunto de manera errónea, tío, le damos un enfoque, cómo diría, excesivamente cándido o pajarero o confiado. Porque lo que en realidad ocurre a nuestro alrededor es una masacre, tío, una carnicería silenciosa de dimensiones planetarias, algo así como si fuéramos una plaga y el amo de la finca hubiera contratado una empresa de control de plagas para proceder a nuestro exterminio.
Entonces, escúchame, la cuestión no es si lo normal es vivir un día tras otro como un rollo intemporal y bobalicón y ya está, tío, la cuestión es otra, tío, la cuestión es por qué puñetas no nos morimos de aquí a una semana o a un mes o, tirando de terrorífico optimismo, a tres meses; lo de pensar en no morirse en un año ya es, por supuesto, cosa de ciencia ficción. Con los datos en la mano, tío, lo raro es que tú y yo no estemos ya muertos, es una cosa de volverse loco, porque, agárrate fuerte, todos los años mueren casi sesenta millones de personas en el mundo, sesenta millones, como lo oyes, un 6 seguido de siete ceros. Es como si se muriera España entera más Portugal más algún país del tipo de Albania o Lituania o Armenia, o un puñado de esos países diminutos que cuesta encontrar en el mapa, como si fueran los Wallys del mapamundi, tío. Lo que quiero decir es que empiezas a ver datos y tal y te entra un sudor que más que frío es de cámara frigorífica de esas donde cuelgan los cerdos boca abajo. Y claro, siempre hay un listo que te dice que si el porcentaje sigue siendo bajo y que si la ley de la probabilidad y que si la estadística no miente. Son ese tipo de individuos sabelotodo y pedantes que se creen que siempre están en la parte buena de las estadísticas. Que cuando oyen que alguien de su edad ha muerto de lo que sea, qué más da, piensan que ese alguien solamente es la cifra aislada que refleja una posibilidad remota, y que mala suerte para él. ¡Pero besugo! ¡Que el tipo que se ha muerto también pensaba lo mismo! ¡Que el desgraciado de tu misma edad que ha hecho mutis por el foro seguro que también vivía alegremente en los mundos de yupi! Además, tío, que nosotros ya vamos entrando en una edad en la que todas esas estadísticas se aceleran y empiezan a volverse locas y si no en una enfermedad es otra. Que solamente de las consideradas enfermedades raras hay unas ocho mil. ¡Ocho mil! Mira, se me ponen los pelos del brazo como estalactitas, o estalagmitas, que nunca me acuerdo cuáles son las que cuelgan y las que están en el suelo. Lo escalofriante es pensar que hay más de doscientos tipos de cáncer, tío; o, por ejemplo, que cada año mueren en el mundo aproximadamente un millón doscientas cincuenta mil personas por accidente de tráfico; o que más de un millón y medio muere por diarrea. ¡Diarrea! Y tú me dirás que la mayoría de esos desdichados seguro que eran de países subdesarrollados y todo ese rollo de blanquito del primer mundo, pero cuando te levantes un día con el vientre flojo piénsalo, tío, piénsalo, y verás cómo se te afloja un poco más y te entran unas dudas como porras de lava incandescente. Lo que quiero decir es que un jodido milagro que estemos tú y yo aquí hoy, hablando y tal, en este bar de mala muerte, con una cerveza en la mano, que debe ser la quinta, creo, y que lo mejor que puedes hacer es pagarte la última por si mañana ya no te veo; porque tío, últimamente me traes una cara de pan reseco que me está dando una mala espina, en serio, que no sé yo