Postales navideñas
El tópico dice que cuando llegan las Navidades, todo se vuelve buenos deseos y hay que felicitar a todo el mundo porque se haya llegado a final de año y desear buenaventuras para el próximo año 2007. Para esto hay que elegir postales que estimulen el deseo de paz y prosperidad.
Caminando esta mañana por Villena me he encontrado con imágenes que pueden servir como postales para estos deseos. Una de ellas se encuentra justo en la misma Puerta de Almansa; al parecer, la empresa que construirá un edificio sobre la farmacia de Bonastre, ha quitado una de las farolas del lugar y ha dejado la marca clásica de lo que es una chapuza. Con ella, la chapuza, se pueden producir, Dios no lo quiera, accidentes de todo tipo, incluso que algún niño trastee el pie de la farola y sufra un percance, o quizás que algún peatón tropiece y caiga. Estos son los accidentes más frecuentes que estas situaciones pueden producir, mientras tanto, como siempre, habrá que esperar a que suceda el accidente
y entonces a lamentarse.
Otras de las imágenes que inspiraban el espíritu navideño, por lo de la nieve, es el paseo Chapí. En la misma puerta de una de las heladerías allí existentes, las raíces han levantado el firme del parque y esto, junto al estado tan resbaladizo de este mismo suelo, tras la caída de los primeros copos, fomenta que los viandantes podamos padecer los males típicos de las caídas. Paradójicamente, el hecho de que a las piezas del trazado original se les haya añadido hormigón para tapar las diversas zanjas abiertas a lo largo del tiempo, facilita, casualmente, que en algunos tramos se pueda andar sin el riesgo de caerse.
Pero una de las postales que llama más la atención en el mismo paseo es la situación en que ha quedado la palmera sita junto al paso de peatones que da acceso a la estación de ferrocarril. Curiosamente, en lugar de crecer, parece haber mermado en su longitud y hasta ha perdido las ramas. Es el Crisma idóneo para felicitar el año nuevo, y pedir que esto no vuelva a suceder en nuestra ciudad.
Para terminar, quisiera mandar un adiós, en forma de Christmas, al pino, procedente del colegio La Encarnación, que en su día mandó trasplantar el edil de Medio Ambiente Antonio Pastor junto al Cabezo Redondo. Se trata de uno de los tres árboles ubicados en la gran laguna artificial que se creó en aquel paraje, con el fin de reintroducir ejemplares del, casi extinguido, pez autóctono fartet. Este pino ya está mirando pa Caudete y esta triste imagen merecería ilustrar la felicitación navideña de la Concejalía de Medio Ambiente. A este pino, y en espera de su recuperación, le quiero dedicar este artículo, ya que no se merece tan triste final como el que ha tenido la palmera del paseo Chapí. P.D.: Feliz día del sorteo de Navidad.