Cultura

Preámbulo al Día Mundial del Teatro

Quedan más de dos semanas hasta el 27 de marzo: Día Mundial del Teatro. El día en que se da lectura al mensaje que alguna personalidad de este arte escénico ha redactado. La idea es lanzar sus palabras al planeta, o al universo. Un mensaje que en el mejor de los casos llama a la lucha, pero que generalmente resume el valor de insípidas obviedades en torno al hecho teatral. Mensaje. En cualquier caso mensaje. Mensaje en el peor de los casos más fecundo que el que hace unos días lanzó EL concejal de cultura a nuestra ciudad.
Mensaje donde el señor Abellán manifestaba su postura al ser cuestionado por la oposición sobre la decisión de la Conselleria de Cultura de disolver el Circuito de Teatro de la Generalitat (tema que nos dará para hablar largo y tendido). Mensaje el de nuestro concejal que se mostraba ignorante sobre tal situación. Mensaje el del señor Abellán que se refugiaba en la disminución de la asistencia a los espectáculos escénicos realizados en Villena (Casa de la Cultura) para decidir que si no hay respuesta no hay que promover la oferta. Una respuesta que sólo cabría esperar de un cargo político municipal. Alguien a quien ante la falta de respuesta de la ciudad ante un hecho cultural se le ocurre suprimirlo para evitar realizar actuaciones que no cumplan una mínima convocatoria. Una posición propia de la empresa privada. Como si el sentido de una labor pública tuviera que doblegarse frente a los baremos de una entidad privada. Una posición que nuestra fórmula democrática intenta compensar mediante la acción pública. Es decir, que lo que esperamos de una Concejalía de Cultura es que se preocupe de buscar la fórmula para llenar el teatro (o la sala de exposiciones), y no de tirar la toalla ante la adversidad. Villena, como cualquier otro lugar en el mundo, necesita ofrecer un espacio abierto, un espacio al que llegan, del que salen, voces. Y quizás es más difícil facilitar esa abertura que llenarla o suprimirla.

Afortunadamente el pasado miércoles volví a La Espuela. En esta ocasión para ver la exposición de Juan Salguero. Quizás el espacio no ofrece las mejores condiciones, pero Carlos como gerente se ocupa de dar continuidad a las propuestas y se preocupa por crear un ambiente propicio en cada inauguración. La de Salguero es apenas una pequeña muestra de su trabajo. Una gota en el mar. Pero es gratificante poder entrar a través de esta pequeña ventana en su trabajo artístico. Encontrarnos con sus obras es soportar la ausencia de color, hundirse en el ambiente que rodea y tiñe unas formas demasiado exactas y concretas para habitar en la atmósfera de sus lienzos.

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