Fiestas

Pregón de Fiestas 2009, por Gema Barrachina

Saludo al muy ilustre Ayuntamiento, a la Alcaldesa, la Junta Central de Fiestas, la Junta de la Virgen, a la Regidora Mayor e Infantil, a todos los cargos de cada comparsa y un saludo especial para los Marinos Corsarios por su 125 aniversario y para el Círculo Agrícola Mercantil por su centenario.
Villeneras y Villeneros. Festeras y Festeros. Este año en el que Villena conmemora el centenario de la muerte de nuestro ilustre paisano Ruperto Chapí, ha caído sobre mí el inmenso honor de pregonar las Fiestas de Moros y cristianos que se celebran en honor a nuestra Patrona la Virgen de las Virtudes. Encontrarme aquí, esta mañana, en la plaza del Ayuntamiento, rodeada de autoridades, amigos, paisanos y familiares es uno de los acontecimientos más emotivos de mi vida, porque me permite expresar en voz alta mis sentimientos de afecto y cariño a vosotros, mi pueblo, mi gente. Sin embargo debo confesar, al mismo tiempo, el pudor que siento de no poder estar a las alturas de las circunstancias que estas fiestas merecen, puesto que no tengo las vivencias tan cercanas que muchos de vosotros tenéis de Villena y sus fiestas. Este pudor es mayor por la calidad de las pregoneras y pregoneros que me han precedido y han ensalzado de forma prodigiosa la historia y el alma de Villena. Por ese motivo yo más que la pregonera de fiestas me siento una portavoz, porque siendo realistas, ¿quién de vosotros no es pregonero de Villena y sus fiestas?, ¿quién no se siente orgulloso y se llena la boca hablando de estas fiestas de Moros y Cristianos?, ¿quién, como me ocurre a mí desde hace ya años, ha tenido que estar fuera durante estas fechas y al llegar el día 5 a las 4 de la tarde siente un nudo en el estómago y dondequiera que estuviera ha mentado sus fiestas y con la imaginación ha volado hasta la corredera para sentir como arrancaban a desfilar al son de una marcha mora o de un pasodoble esas maravillosas 14 comparsas con sus fantásticos cabos y escuadras especiales?, ¿quién no se siente pregonero?

Quizás siendo yo la que está aquí arriba debería hablar de la historia de nuestro pueblo, de sus costumbres, de lo que nos aguarda durante estos días, (debería). Debería hacer referencia a nuestros personajes más ilustres, como Ruperto Chapí, (debería). Pero creo que no soy la más adecuada ni indicada para hacerlo y os puedo asegurar que me he empapado bien de información…pero no, no soy yo, creo que los verdaderos pregoneros sois vosotros, desde el primer moro viejo hasta la última persona que tenga su silla colocada en el portón. Desde el barrendero que permite que tras una larga jornada luzcan ya en la diana las calles impolutas hasta la clarinetista que marca el ritmo del júbilo de estos días.

Pregoneras nuestras regidoras y madrinas, pregoneros nuestros cocineros que nos hacen esos huevos friticos para almorzar. Pregonero el pirata más vivaz. Pregonero el niño que aun montado en su carrito ya luce su traje de festero. ¿Cómo os sentís, pregoneros? Yo, en vuestro lugar, estaría nerviosa porque el deber que tenéis, el único deber, es el de divertiros terriblemente. Siempre he dicho que estando dispuestos a ser felices es inevitable no serlo alguna vez. Disfrutar, vivir y respetar.

Esta mañana, al salir temprano a entrenar, he recorrido de nuevo con la mirada la ciudad entera, desde la montaña, tras subir la cuesta del repetidor y buscando entre mis recuerdos, haciendo balance del esfuerzo, las horas dedicadas, me he dado cuenta que han sido estos caminos los que me han enseñado que el objetivo es siempre obtener lo mejor de uno mismo. Nadie sabe de lo que es capaz hasta que no lo intenta. A veces no pasa lo que esperamos pero jamás hay que rendirse antes de pelear y parece que para una deportista el éxito es conseguir la victoria; pero no nos equivoquemos, como en cualquiera de vuestras vidas, el éxito es hacer lo que nos gusta y seguir trabajando con todo nuestro empeño en esa dirección. Por eso, hoy estamos todos aquí reunidos.

Hemos recorrido un largo camino, hay que continuar progresando, sin ignorar las raíces que son las que han forjado nuestra propia manera de ser, las que nos protegen y nos guían. Un pueblo sin tradición es un pueblo sin porvenir. Las fiestas de Moros y Cristianos son un elemento de identidad y un motor que espolea nuestros mejores sentimientos, gracias a ellas ponemos de manifiesto nuestra personalidad. Es una expresión espontánea de alegría que nace y vive en las calles y sirve para fomentar la hermandad y la solidaridad vecinal. Es ese ideal de convivencia que querríamos para todo el año.

Es el momento en el que el calendario estalla de alegría, es la ocasión no sólo de honrar a nuestra patrona sino de compartir con nuestros mayores, nuestros hijos, vecinos y forasteros el placer de unos días ganados a pulso gracias a esa laboriosidad que nos honra a las villeneras y villeneros.

Es el momento de dar un abrazo a esos amigos que sólo vemos de año en año, de poner en común nuestras vivencias, de disfrutar de nuestra cultura y nuestra gastronomía, de invitar con los brazos abiertos a que nos acompañen gentes de otras poblaciones y hacer que se sientan como en casa, que para eso somos únicos.

Es el momento en que mostramos con orgullo todas nuestras tradiciones, momento en que Villena se engalana para cautivar a todos los que nos visitan, todos los que regresan y a todos los que nos han dejado pero que siguen en nuestros corazones.

Es el momento de arropar y acompañar a nuestra Virgen en agradecimiento a lo que junto a ella hemos conseguido gracias a la devoción que tanto nos ha ayudado durante siglos a enfrentar los malos momentos.

Es el momento, de que al menos estos días, nos sintamos dichosos porque tenemos la suerte de ser y vivir en un lugar de buenas gentes, lleno de luz y color.

¿Notáis como los segundos caen alegres?, ¿cómo a cada minuto que pasa es un latido de corazón cada vez más acelerado? Un latido común, compartido, coordinado. Es maravilloso y admirable que podáis seguir luchando y creando belleza en medio de unos tiempos difíciles.

En fiestas siempre hay vida, en el día y en la noche. Las pasiones corren libres sin rumbo ni dueño. En fiestas siempre se oye gente hablando, las luces, las risas, el decidir sobre la marcha, el improvisar, imaginar, crear.

Las camisas, pantalones y fagines tendidos al sol de la tarde. Los locales de los jóvenes, perfectos anfitriones. Los puestos, la curiosidad de ver cómo hemos salido en las fotografías del desfile, el jaleo que se monta en casa para vestirse madres, padres, hijos y abuelos y estar todos a punto. Los trajes de las escuadras especiales estrenados cada año y que son una parte fundamental de la belleza de estas fiestas, como la escuadra de Escorpiones de los Moros Nuevos que cumplen su 50 aniversario y la escuadra de Bandoleros de la comparsa de los Andaluces que cumplen su 25 aniversario. A todos ellos enhorabuena.

Y llega la hora del desfile, preparando el corazón para cuando llegue el momento en que te acercas a tu portal en el que sabes que te esperan con ilusión tus familiares para verte, para cuando suene ese pasodoble que te pone la carne de gallina y saca lo mejor de ti, el mejor paso, la mejor postura, la complicidad con tus compañeros de fila y sientes que se te desborda algo dentro del pecho. Sientes ese calor especial, te sientes dichoso porque sabes que aquí tienes todo lo que amas, todo cuanto necesitas, no quieres estar en otro lugar, éste es tu lugar. Sientes que perteneces aquí, eres parte de esta ciudad, eres parte de la historia, te has encontrado a ti mismo, este es tu sitio, esta es tu vida. Es ese placer de ser uno mismo, esa sensación de estar vivo, de hacer como os decía antes, lo que nos gusta. Exactamente igual que lo que se siente antes del pistoletazo de salida de una carrera.

Tengo 23 años y a pesar de mi juventud he recorrido muchos pasos, no he parado desde hace 8 años, una zancada tras otra y al final te acabas dando cuenta que lo que te queda son los buenos recuerdos, las anécdotas, las historias, esa es nuestra riqueza. Gozar todo lo que podáis de cada segundo porque luego puede ser que os deis cuenta que ese instante, ese justo instante, fue vuestro momento, fue la felicidad.

Por último mi más profundo agradecimiento por la belleza de las calles, por las luces que desde pequeña han conseguido embobarme, por la ternura, vuestra ternura, por la genialidad de los cabos y la genialidad de los que aplauden, por el talento de todos los músicos que tanto nos estimulan, por la entrega de las comparsas y los responsables. Gracias a todos por saber dar sin esperar nada, gracias por el amor y el tiempo dedicado, gracias por esos abrazos a las 6 de la mañana y a esa última canción para los 5 que siempre se quedan a cerrar la verbena.

Hoy, que Villena está como recién pintada, que parece que se inaugura hoy el mundo para nosotros, que están tan lejos los agobios del día a día. Hoy que los sentidos no tienen miedo, que no entendemos ni de horarios ni oficinas, en los que nadie sobra y todos somos imprescindibles. Hoy que no podemos explicar qué es lo que corre por nuestras venas, hoy, comienzan las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena. Os agradezco vuestra presencia en esa plaza y de corazón:

¡Que Viva Villena!

¡Que Viva la Morenica!

¡Que comiencen las Fiestas!

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