Primadomus toma parte en una nueva campaña de verano para salvar al macaco de Berbería
Bajo el lema No somos mascotas la campaña pretende concienciar a los cientos de miles de turistas que viajan a Marruecos durante la Operación Paso del Estrecho para poner freno al tráfico ilegal de macacos de Berbería, una de las principales amenazas a la supervivencia de esta especie.
Los viajeros que hagan alguna de las rutas entre España y Marruecos en un ferry de la compañía FRS en los meses de julio y agosto podrán ver en las televisiones de a bordo un vídeo animado sobre los riesgos de adquirir una cría de macaco de Berbería en el país vecino. Además, recibirán un breve folleto explicativo con sus tarjetas de embarque y podrán leer más en los pósters que se exhiben en los barcos.
La iniciativa es parte de una campaña que alcanza ya su quinto año consecutivo para frenar el comercio ilegal de crías de macaco de Berbería a través del Estrecho de Gibraltar. El tráfico de macacos es una de las principales amenazas a la supervivencia de la especie, la única de primates originaria del norte del Sáhara.
La población de macacos en Marruecos ha descendido desde los 17.000 ejemplares en 1974 hasta un máximo de 5.000 en la actualidad. Gran parte del descenso se debe a la captura de crías para el comercio ilegal. Un estudio reciente cifra en 200 los ejemplares de macaco sujetos a este tráfico cada año. Dicho número hace difícil la viabilidad de las poblaciones naturales pues desaparecen las crías que reemplazarían los adultos actuales. Esto supone una grave amenaza para la especie ya que se desaparecen más crías de las que se quedan y con ello la población decrece (sin contar con otros peligros inminentes como la fragmentación y destrucción de su hábitat).
Las personas involucradas en el tráfico de macacos operan como bandas criminales y en ocasiones cuentan con la ayuda de funcionarios corruptos. Además hay indicios de que dicho tráfico está asociado con otras formas de comercio ilegal, como drogas y falsificaciones.
La gran mayoría de los ejemplares capturados y vendidos acaban en Europa como mascotas domésticas. El macaco de Berbería es el mamífero protegido por CITES más confiscado del continente. La principal ruta de entrada son los puertos del sur de España dada su proximidad geográfica y volumen de viajeros. Una vez en los domicilios particulares, el bienestar de los macacos se ve gravemente comprometido ya que es imposible cubrir adecuadamente sus necesidades, tanto físicas como sociales. A menudo son abandonados o confiscados por las autoridades y, debido a que la demanda de rescate es mucho mayor que la capacidad de los centros especializados, muchos animales viven años en condiciones indignas.
Pilar Jornet, directora de AAP Primadomus, el centro de rescate de la Fundación AAP situado en Villena, comenta al respecto que en estos momentos, en Primadomus hay acogidos más de 25 ejemplares. Rescatados, todos, de situaciones deplorables, solo en los últimos 8 meses. Decenas de animales, de los que tenemos conocimiento a través de CITES y SEPRONA, además de organizaciones colaboradoras y particulares, permanecen en lista de espera, cada uno con una historia lamentable. Las personas que compran un macaco continúa contribuyen, sin querer, a la extinción de esta especie. Pero también existen otros muchos actos de los que nos somos conscientes que agravan el problema y que indirectamente potencian el contrabando de primates, como por ejemplo pagar por fotografiarse con uno de sus ejemplares o tratar de alimentar artificialmente a los grupos naturales. Por el bien de esta especie les ruego que no lo hagan, tampoco con otros animales salvajes.
La campaña es una iniciativa de la Coalición por el Macaco de Berbería, formada por Fundación AAP, ANDA, DEPANA, FAADA, Montagne des Singes Group, MPC Foundation, Wild Vets y Eurogroup for Animals con la colaboración de FRS y la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras. Todos los miembros de la Coalición trabajan además en otros aspectos de la protección de los macacos, desde el rescate a la reintroducción, pasando por la sensibilización y la presión política a ambos lados del Estrecho. Gracias a esta labor se está observando un cambio de mentalidad en las poblaciones de Marruecos y Argelia: los habitantes locales tienen cada vez más presente la importancia de proteger el macaco de Berbería, y con él la riqueza social, económica y cultural que representa esta especie emblemática de sus países.