Primer Testimonio
Desde el último lazo cinco mujeres han vuelto a perder la vida a manos de sus parejas o ex parejas. Natividad de 53 años, M.V. (42), de las otras tres víctimas sólo sé, por mucho que he buscado, que tenían 45, 28 y 67 años respectivamente y que han muerto en Hospitalet, Marratxi y Villanueva de la Cañada, convirtiéndose así en las víctimas 49, 50 , 51, 52 y 53 de esta repugnante lista.
Pero esta semana a pesar de todo lo pendiente por decir, denunciar y reclamar, voy a ceder mi voz al primer testimonio que ha llegado a mi dirección de correo. Palabras que agradezco y que espero sean camino abierto para muchas otras que quieran así aliviar la pesada carga que padecen. Palabras que una mujer ha tenido a bien compartir, gesto que agradezco y admiro por valiente. Ella me cuenta:
-Cuando una niña de tan sólo 16 años recibe su primer golpe, la caída no es sólo una marca física. Imagínense: el primer amor, las primeras salidas, el primer beso pero también el primer golpe. Es algo que marca tu vida para siempre, resulta injusto, pero ya no ves a los hombres igual, no los vi entonces y no los veo ahora. Con el paso del tiempo mi experiencia fue mínima en comparación con otras mujeres, tan sólo compartí un año de mi vida con una persona (por llamarlo de alguna manera) que, con 16 años, ya pegaba a la que se suponía era su novia porque a esas edades, ese tipo de compromiso no existe. Aunque resulta curioso que para levantarme la mano, o estamparme contra la pared, sí era suya.
Hace diez años todo era distinto. No sólo porque aún era una niña y pensaba que lo que me estaba pasando era algo que me merecía, sino también porque a simple vista los malos tratos no eran un tema de moda, ¿cómo iba a contar a mis amigas o a mi familia lo que me estaba pasando? Ahora los tiempos han cambiado a mejor y a peor, denunciar un caso de malos tratos es algo normalizado, sin embargo, lo curioso es que siguen pasando y cada vez más, antes eran maltratadores, ahora son también asesinos.
Lo peor, sin duda, no fue ocultar lo que pasaba, lo peor fue dejarlo, porque ilusa de mí pensaba que lo quería con toda mi alma. Sin embargo algo me abrió los ojos. Con 17 años solo pensaba en quitarme la vida y desaparecer de este mundo. Vestía de negro, me arrastraba como un fantasma
ni comía, ni dormía, prácticamente estaba muerta, sin embargo, un día, él me siguió hasta la puerta de mi casa y me dijo : Te quiero, vuelve conmigo para siempre, no volverá a ocurrir. Realmente esas eran las palabras que deseaba que me dijera
pero algo en mi interior me dijo si de verdad me hubieras querido, no me habrías pegado, simplemente subí a mi casa y me olvidé de él.
Palabras en primera persona, testimonio vivo de esta lacra y a su vez de la posibilidad de escapar, porque ella, a pesar de su juventud, encontró la respuesta. Si me pega no me quiere. En el maltrato no cabe el amor, no creas lo contrario.
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