Productividad versus Ayuntamiento de Villena
A propósito de los ERE de RTVV, y el desenlace con resultado de cierre de Canal 9 al que se ha visto forzada la Generalitat Valenciana, se me ocurren algunas consideraciones que bien podrían tener cierto paralelismo con el Ayuntamiento de Villena y, por extensión, con otros Ayuntamientos de nuestro entorno.
En el caso de RTVV y sus 1.700 trabajadores, que en principio engrosarán las listas del paro, parece de sentido común que esta plantilla resultaba sobredimensionada e insoportable de asumir para unos medios cuya audiencia estaba en el 3%, a tenor de una ciudadanía valenciana harta de tanta información sesgada, orientada a jalear al partido en el Gobierno y por lo tanto alejada de verse identificada con este supuesto Servicio Público.
Ahora se buscan culpables; a mi entender, todos: 1.- Los políticos que se han valido de estos medios de comunicación para sus intereses y promoción personales, y de paso, barra libre para el amiguismo. 2.- Los gestores, responsables de la cuenta de resultados, más bien al dictado de los políticos en orden a lo anterior. 3.- Los propios trabajadores, ¿por qué no decirlo?, con unos índices de productividad tales como para conformar una plantilla superior a las de Antena3 y Tele 5 juntas. En definitiva, un dragón que ha terminado por devorar a sus propios cuidadores. Una muestra de la ausencia de criterios de productividad a modo empresa, una más que añadir a la dilatada lista de fiascos valencianos
Viene esto a cuento porque, a otro nivel, me permito sugerirles que tomen nota del bajo rendimiento observado en la actividad de algunos funcionarios de nuestro Ayuntamiento. No tienen más que darse una vuelta por las dependencias de nuestro Consistorio, especialmente si necesitan realizar alguna gestión o consulta, y observar actitudes y el grado de implicación en el trabajo, tanto interno como exterior Obras, Jardinería, etc.. Nada que tenga que ver con la dedicación imprescindible propia de cualquier empresa.
Resultado: Mantener una masa de funcionarios, empleados públicos y cargos de confianza también sobredimensionada y sin justificar resultados tangibles, lo que termina disparando los costes en las partidas del presupuesto municipal.
Con un botón de muestra es suficiente: Prueben a llamar por teléfono a cualquier hora, marquen la extensión de cualquier despacho, departamento o concejalía; quedarán sorprendidos de lo complicado que puede llegar a ser conseguir algo tan sencillo como que simplemente le cojan el teléfono.
La conclusión es simple: si ni tan siquiera los trabajadores están en sus puestos, difícilmente podemos esperar una productividad razonable. Resultado, doble nómina para el mismo trabajo. Eso sí, cuando llegan los recortes, despidos o el cierre de empresas públicas, ponemos el grito en el cielo con hipocresía cómplice.
¿No hay nadie en el Ayuntamiento capaz de implementar un mínimo control de la productividad de sus funcionarios, que viven a costa de los contribuyentes?