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Profesport: Ahora que llega el buen tiempo, ojo con la vigorexia

A pesar de no ser un trastorno mental estrictamente alimentario, la Vigorexia sí comparte la patología de la preocupación obsesiva por la figura y una distorsión del esquema corporal, como la anorexia.
¿Cuándo podemos intuir que alguien la padece? Estos son los signos. Mirarse constantemente en el espejo y aún así sentirse flacos. Invertir todas las horas posibles en hacer deporte para aumentar la musculatura. Pesarse varias veces al día y hacer comparaciones con otras personas que hacen fisicoculturismo. Depender en exceso de la imagen corporal para aumentar la autoestima. Seguir dietas bajas en grasas y ricas en hidratos de carbono y proteínas para aumentar la masa muscular, por lo que corren mayor riesgo de abusar de sustancias como hormonas y anabolizantes esteroides.

¿Cómo la podemos tratar? Si bien se ha comprobado la existencia de trastornos en los niveles de diversas hormonas y mediadores presentes en la transmisión nerviosa en el sistema nervioso central, los principales factores desencadenantes involucrados son de tipo cultural, social y educativo, a los que estas personas están expuestas continuamente. Por ello, el tratamiento debe enfocarse a modificar la conducta y la perspectiva que tienen sobre su cuerpo.

El entorno afectivo cumple una función muy importante en su recuperación, al brindarle apoyo cuando intentan disminuir su programa de ejercicios a rutinas más razonables. Es necesario disminuir el entusiasmo y la ansiedad por la práctica deportiva intensa logrando que se interesen por otras actividades menos nocivas para su cuerpo. El hecho de desear la imagen corporal ideal no implica necesariamente que la persona padezca algún trastorno psicológico, pero siempre debe estarse muy atento ya que las probabilidades de que sí aparezca son mayores en estas personas.

Añadir que son numerosos los problemas orgánicos y lesiones que pueden aparecer cuando la práctica deportiva sobrepasa los límites normales o no responde a los principios generales del entrenamiento deportivo. Tendinitis, contracturas y roturas fibrilares son las lesiones más frecuentes, aunque también se han diagnosticado lesiones indirectas por sobrecarga con localización en la columna vertebral, debido a la repetición de ejercicios con una carga axial extrema, a ejercicios con una sobrecarga superior a la adecuada o a ejercicios ejecutados de forma incorrecta.

Por otro lado, también llaman la atención los trastornos metabólicos de muchas personas que practican pesas, a causa de una dieta mal equilibrada, ya sea en cantidad o calidad, que busca como principal efecto favorecer el aumento de la masa muscular. En esta línea, también es muy común el uso de esteroides anabólicos, cuyo control debe ser exhaustivo debido a la aparición de sus importantes efectos secundarios: acné, retención de líquidos, hipertensión arterial, ictericia (pigmentación amarillenta de la piel, los tejidos y fluidos corporales) Para los hombres: reducción del tamaño de los testículos, menor recuento de espermatozoides, infertilidad, calvicie y desarrollo de los senos. Para las mujeres: crecimiento del vello facial, cambios o cese del ciclo menstrual, aumento en el tamaño del clítoris y cambio de la voz. Para los adolescentes: cese precoz del crecimiento por madurez esquelética prematura y cambios acelerados en la pubertad.


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