Deportes

Profesport: Deportes de lucha como contenido en la educación de nuestros jóvenes

La Carta Internacional de la Educación Física y el Deporte de la UNESCO (1978), en su artículo tres, dedicado a los programas de educación física y deporte y sus respuestas a las necesidades individuales y sociales, destaca la importancia de ofrecer desde la educación física el mayor número de experiencias deportivas con una finalidad formativa y educativa.
Entre las actividades que ofrecen un valor formativo añadido, este mismo organismo, en el año 1996, presentó alguno de los deportes de lucha como Deporte Ideal para la Infancia. En este mismo sentido, la práctica de un número reducido de deportes produce una estandarización poco favorable de la completa formación de los alumnos, ya que disminuye sus experiencias creativas y espontáneas. Por ello, apoyando estos comentarios, el profesor Oleguer Camerino señala que “los deportes de lucha permiten dotar de gran capacidad para enfrentarse a las necesidades pedagógicas y sociales de una sociedad plagada de retos personales”.

Pese a ello, y aunque desde la década de los noventa las actividades de lucha mantuvieron gran interés en el marco del currículo educativo, actualmente se encuentran en un proceso de decaída no sólo en España sino en los países Europeos. A finales de la década de los noventa, todos los países Europeos mantenían las actividades de lucha en el currículo escolar. En nuestro país, únicamente el 2-6% de los alumnos han practicado alguna actividad de lucha dentro del ámbito escolar.

Históricamente en la selección de contenidos para el diseño y preparación del bloque de Juegos y Deportes en el currículo de secundaria representa junto con la Condición Física y Salud el mayor porcentaje de tiempo de trabajo para los docentes. Entre éstas, las modalidades deportivas más seleccionadas son los deportes “colectivos clásicos”. Así pues, la incorporación de los deportes de lucha como contenido en el currículo de Educación Física aporta una mayor variedad y más posibilidades frente a los denominados deportes tradicionales: fútbol, baloncesto y balonmano.

Las actividades de lucha bien dirigidas mantienen, por ejemplo, un potencial de mejora de la autoestima y el aprovechamiento de las cualidades de dominio personal. Así, con la puesta en práctica de éstos dentro de los contenidos deportivos se contribuye al desarrollo de las capacidades propuestas en la ley educativa. En esta línea, estudios realizados en la Comunidad Valenciana señalan las diferencias existentes según el sexo en la elección de los contenidos deportivos. Tomando los comentarios del profesor Camerino, una propuesta luctatoria ayudaría a romper con los estereotipos deportivos de sexo. Los/as niños/as y adolescentes mantendrían un aprendizaje plural hacia las manifestaciones motrices, pudiendo también controlar la violencia en las aulas y fomentando actitudes de respeto hacia uno mismo, hacia los compañeros y hacia el profesor. Además, se favorece que el sujeto practique un nuevo contenido deportivo y por tanto adquiera nuevas experiencias motrices.

Así pues, partiendo de la premisa de que los diplomados, licenciados o graduados disponen de conocimientos suficientes para impartir con total garantía dichos contenidos, desde Profesport consideramos conveniente la inclusión y práctica por parte de los/las jóvenes de los deportes de lucha no solo por la diversidad cognitivo-motriz, sino también por su capacidad de afrontar nuevos retos.

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