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Profesport: La potomanía, un trastorno de moda

A diario se oye hablar de los beneficios de consumir agua frecuentemente. Se afirma que es beneficiosa para la piel, que baja de peso, que rejuvenece… En cuanto se trata el tema de mejorar hábitos, la primera recomendación que se escucha es aumentar el consumo de agua, pero…
La mayoría de las personas saben que es necesario consumir dos litros de agua al día para mantenerse saludables. Pero puede suceder que, tratando de mejorar la apariencia, se pierda el sentido del equilibrio y se convierta una buena práctica en una adicción, llamada potomanía, trastorno alimenticio que consiste en beber agua continuamente sin necesitarla.

Hasta hace poco, era más común hablar acerca de los trastornos que podía ocasionar la deshidratación o falta de agua en el organismo. Debido a que el cuerpo humano está constituido en su mayoría por agua, es importante contar con la cantidad necesaria de este líquido para el buen funcionamiento del mismo.

El tener malos hábitos alimenticios y no consumir la cantidad de agua que se requiere es un estilo de vida muy poco saludable. Preocuparse por lograr una alimentación de manera más sana y por elevar el consumo de agua, trae consigo un cambio de hábitos, con lo cual es normal perder peso. Ahora, con un peso estable, se pudiera pensar que comiendo menos y tomando más agua, se va a acelerar el proceso, comenzando así el desbalance. Si bien es cierto que tomar agua puede provocar la sensación de reducción del apetito, no se puede pensar en ella como un medio único para bajar de peso.

El hecho de incorporar más agua de la que se necesita somete a los riñones a un trabajo excesivo. Además puede provocar que se diluyan rápidamente en el torrente sanguíneo minerales como el sodio, el potasio y el magnesio, que el cuerpo necesita para su buen funcionamiento y que no son tan fáciles de reponer como de eliminar. Cuando la sangre tiene niveles bajos de sodio, el funcionamiento cerebral se compromete seriamente. Los principales síntomas son vómitos, dolor de cabeza, convulsiones y parálisis.

Aunque los márgenes varían, se dice que el consumo de agua para una persona normal debe ser de dos litros al día. Este valor puede ser diferente de una persona a otra, debido a factores como el clima y la actividad física que se desarrolle.

Se afirma que una persona sin problemas de salud, que no realice una actividad física extensa, debe tomar agua en el momento en que sienta sed. Plantea al respecto el Dr. Rufilanchas Sánchez, cirujano cardiovascular del Hospital Ruber Internacional de Madrid: “Si uno tiene los riñones bien, el corazón bien y el hipotálamo (que es donde está el centro de la sed) también bien, debe beber cuando tiene sed, ni una gota más ni una gota menos”.

Los alimentos ricos en agua, como las frutas, son otro elemento a tener en cuenta, ya que permiten reponer parte del agua que se pierde de una manera agradable y natural, sin necesidad de calcular cantidades.

Ser una persona saludable implica tener en cuenta factores tanto físicos como mentales. Conocer el propio cuerpo puede ser una ayuda fundamental para controlar la proporción de agua que se ingiere.

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