La Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (AVACU) y la Dirección General de Evaluación, Innovación y Calidad Educativa y de la Formación Profesional realizaron en 2008 un estudio sobre la influencia de la televisión en niños y jóvenes con pruebas más que concluyentes. En el artículo se muestran los resultados de esta investigación.
En más del 75% de los hogares valencianos hay, al menos, dos aparatos de TV, llegando a ser más del 30% los que tienen tres o más. Casi el 95% de los encuestados afirma que sus hijos ven la televisión. Ante la pregunta: ¿Hay TV en el dormitorio de alguno de sus hijos? Contestaron afirmativamente el 14,97% de los encuestados. Este porcentaje asciende hasta casi un 30% cuando los hijos tienen edades comprendidas entre los 9 y 16 años. ¿Cuánto tiempo ven la TV? Entre semana, más del 96% de los menores ven la TV, de entre los cuáles, más del 30% la ve, al menos, dos horas diarias. En fines de semana o festivos, el porcentaje de menores que ve la TV aumenta hasta el 98%, llegando hasta el 80% del mismo los menores que ven la TV un mínimo de dos horas diarias, y llegando al 23% los que la ven cuatro horas.
Por otro lado, el 64,79% de los padres respondió que la TV nunca está encendida mientras los menores hacen los deberes, mientras que el 24,83% manifestó que nunca está encendida mientras juegan. Estas cifras arrojan un importante número de casos en los que la televisión está encendida mientras los menores hacen deberes (más del 35%), o juegan (más del 75%), momentos en los que, además, no deberían estar prestándole atención.
En base al estudio de los contenidos televisivos y su publicidad, podemos calificarlos de poco adecuados para los menores por la influencia negativa que pueden ejercer en el desarrollo de sus valores, autoestima, personalidad ya que en muchas ocasiones es la TV la que nos dice el tipo de vida que debemos llevar, la ropa que es más cómoda, cómo sentirse feliz, los valores que son o no son importantes
Algunos de los consejos de AVACU son evitar el zapping y tener la TV encendida por pura inercia. Crear el hábito de apagarla cuando acabe el programa que estamos viendo. No ubicar la TV en el dormitorio de los menores, ponerla siempre en salas comunes. Evitar en la medida de lo posible que los niños vean solos la TV. No dejar que la TV quite tiempo a otras actividades más importantes como el juego, la lectura, el diálogo familiar o el sueño. No eludir nuestra responsabilidad echándole siempre la culpa a la TV. Informarnos de los contenidos de los programas que ven.
Profesport, como promotor de la educación física y la salud, apoya estas medidas entendiendo que la televisión, igual que Internet, debe tener un cierto control y limitaciones, así como sabemos que uno de los aliados del sedentarismo y la inactividad física es el tiempo que los menores pasan en casa viendo la TV, en Internet o jugando a los video-juegos.
