Deportes

Profesport: Los isquiotibiales, claves para la salud y el deporte

La musculatura posterior del muslo interfiere de forma relevante en la salud de la espalda, en el rendimiento del deportista y en la prevención de malformaciones y lesiones en ambos, por tanto es una musculatura a la que hay que prestarle una atención especial, a cualquier edad y tanto en el hombre como en la mujer.
¿Cuáles son los músculos “isquiotibiales”? Es el conjunto formado por cuatro músculos (bíceps femoral, semitendinoso y semimebranoso) que encontramos en la parte trasera del músculo, básicamente antagonistas del cuadriceps (parte delantera) y con función principal de flexión de rodilla. Además, interviene en otros movimientos como rotación de cadera (tanto interna como externa, dependiendo del músculo) y extensión de la cadera o muslo. También debemos tener en cuenta que interviene de forma excéntrica en muchas amortiguaciones de distintos gestos deportivos.

El asunto está en que la musculatura posterior del muslo es una de las que sufre mayor acortamiento incluso en personas activas, tanto por su naturaleza tónica como su gran implicación en algunas prácticas deportivas, como el fútbol o el atletismo de fondo. Debemos tener en cuenta que la musculatura isquiotibial recibe una gran carga cuando caminamos en la carrera en el momento del contacto con la superficie (pisada) o, por ejemplo, cuando permanecemos muchas horas sentados con las rodillas flexionadas.
Estos acortamientos son bastante fáciles de detectar por la rigidez que podemos tener al caminar o al estirar las rodillas, produciendo a medio-largo plazo molestias que van desde simples señales de alarma (el propio agarrotamiento, pinchazos, calambres) hasta molestias a nivel lumbar (con, posteriormente, todos sus reflejos o compensaciones al resto de la columna), de cadera e incluso en articulaciones inferiores (rodilla). En el caso extremo de un acortamiento no tratado a tiempo llegamos a problemas como hiperlordosis o hipercifosis llegando a problemas de discos como protusiones o incluso hernias.

Lógicamente, tras ver sus características es bastante deducible que debemos estirar esta musculatura siempre al finalizar nuestras sesiones de entrenamiento o incluso en otras específicas de flexibilidad y relajación, aunque como se ha comentado en anteriores artículos son varias las voces de expertos que comentan la conveniencia de sesiones de estiramiento y relajación por separado a las de fuerza y no al acabar los entrenamientos. También son de cada vez más recomendados los trabajos de compensación muscular o trabajo de antagonistas. En este caso, es bastante probable que encontremos debilidad en cuadríceps (extensores de la rodilla) y glúteos, y ambos deberán tener un trabajo específico para mejorar la zona.

Volviendo a la relajación y estiramiento, además del clásico “stretching”, también podemos trabajar otras técnicas, siendo las de PNF o “facilitación neuromuscular propioceptiva” las más recomendadas por los expertos. Los masajes descontracturantes no sólo de la musculatura isquiotibial, sino de la zona lumbar, de cadera e incluso sobre el poplíteo, son esenciales también para evitar problemas.

Extracto de Santiago Liébana en IIDCA.net

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba