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Profesport: Niño obeso, adulto obeso

Para comprender por qué hay que darle importancia a los hábitos alimentarios de nuestros bebés, niños y jóvenes, primero hay que valorar esta herencia que dejamos a nuestros hijos como un elemento más de aprendizaje, y no sólo como un simple medio de supervivencia.
Así es. Varios son los motivos por los que es fundamental educar el gusto, la forma de comer, los horarios, la cantidad de calorías necesarias, la calidad de los alimentos que comemos, el equilibrio entre lo que comemos y quemamos y un largo etcétera. El que planteamos en este artículo es suficiente para concienciarnos en este sentido.

El número de adipocitos o células que almacenan lípidos (grasas), se concreta en la infancia y se mantiene constante durante toda la vida, con una renovación celular de cerca del 10% anual, según un estudio publicado en la revista Nature. Un equipo de investigadores dirigido por Kirsty Spalding, del Instituto Karolinska de Estocolmo, estableció que los dos principales factores determinantes de la obesidad son el número de adipocitos y su tamaño.

Tras estudiar células procedentes de liposucciones o de reconstrucciones abdominales, los investigadores llegaron a las conclusiones antes mencionadas. El número total de células adiposas en el cuerpo es estable y la producción de otras nuevas está en dependencia de la desaparición de las que mueren, subrayó el coautor del trabajo. Así, una disminución de peso importante en la edad adulta sólo reduce la masa de las células que, sin embargo, vuelven a adquirir las nuevas células rápidamente.

Las nuevas células que almacenan grasa generadas durante y después de la pérdida de peso necesitan enriquecerse rápidamente de lípidos lo que explica, al menos parcialmente, por qué es tan difícil mantener el peso logrado tras adelgazar. Los investigadores constataron también que los adipocitos empiezan a desarrollarse más pronto en los obesos (hacia los dos años de edad) que en las personas con un peso normal (entre los 5 y los 6 años). De igual manera observaron cómo el aumento de peso es dos veces más rápido en los obesos, si bien se detiene antes (16 años y medio contra 18 años en el caso de jóvenes con peso normal).

De esta forma, el estudio confirma las estadísticas que demuestran que la mayor parte de los adultos obesos ya lo eran en la infancia. Solo un 10% de niños con peso normal se convierten en obesos. Más de tres cuartas partes de niños obesos conservan esta condición en su edad adulta.

Estos datos deberían, según los investigadores, hacer posible la definición de nuevos objetivos para el tratamiento de la obesidad, entre ellas, sugiere Profesport, la educación en unos hábitos alimentarios correctos desde la escuela y desde casa, y la práctica regular de actividad física acompañado de un estilo de vida saludable y activo.

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