La mal pero frecuentemente utilizada gimnasia para referirse a la asignatura de Educación Física tiene mucho que ver con lo que supone la educación integral o completa de una persona. Muchos de los que hemos recibido clases de gimnasia tuvimos un concepto de la asignatura bastante rácano. Este enfoque orientaba la materia hacia el deporte entendido como ocio. Las clases eran poco más que pasar el rato. Deportes sexistas o pruebas donde se daba excesiva importancia a los resultados eran muy típicos hasta hace 20 años, cuando los profesores o maestros no eran especialistas, tenían un prisma demasiado conservador o brillaba por su ausencia la formación permanente. Todavía hay muchos alumnos que se sorprenden cuando se enteran de que su profesor de gimnasia ha estudiado una carrera.
¿Pero por qué Educación Física ha dejado y sigue dejando de ser gimnasia? En primer lugar, por la formación y actualización de los docentes. En segundo lugar porque contribuye a la formación integral de la persona bajo dos enfoques. Uno que tiene que ver con la puesta en práctica y el aprendizaje tanto de conocimientos y capacidades como de actitudes. Las clases se convierten en laboratorios ideales donde esas actitudes, normas y valores que faltan en nuestra sociedad se ponen en juego cada día. El otro motivo es porque es la única asignatura que desde la teoría y la práctica hace comprender al alumnado aspectos que tienen que ver con su cuerpo y cómo se desenvuelve, con su condición física y con su salud, y no sólo con el deporte.
Hace poco un padre se quejaba de que en las clases se estuviera bailando rock and roll y no se hiciera deporte. Pues bien, no sólo los bailes y las danzas están por ley incluidos dentro de la asignatura, sino que el valor educativo de la expresión corporal aún representa más y mejor el potencial de la Educación Física. Ahora mismo son objetivos esenciales de aprendizaje dentro de nuestra materia: la higiene postural, la aceptación de la imagen corporal, la alimentación o la prevención de enfermedades hipocinéticas, como el sobrepeso y la obesidad. Sin duda, destaca su papel socio-educativo- preventivo.
Pero ojo, Educación Física, igual que otras asignaturas, puede provocar también un rechazo o apatía en alumnos cuyos padres desprecian o infravaloran el potencial de esta materia o cuyos profesores no tienen un tratamiento responsable y serio de la asignatura. Ahí los docentes y toda la comunidad educativa tienen mucho que decir, porque se trata de valorar qué es verdaderamente importante. En muchos institutos, Educación Física ya se ha equiparado a Matemáticas o Lenguaje de cara a la obtención del graduado escolar. Ese es el camino. No hay asignaturas María. Las hacemos los encargados de la educación.
Por otro lado, en el uso del tiempo libre de los alumnos debería estar incluida al menos una actividad físico-deportiva que potencie y mejore su salud ahora y para un futuro. Las clases de Educación Física no abarcan el porcentaje de horas semanales de práctica del que debería disfrutar cualquier persona, que son tres o cuatro repartidas a lo largo de la semana.
