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Profesport: Si no fuera entrenador, no podría comprender muchas cosas

A todos los entrenadores que mientras trabajan están pensando en sus entrenamientos. A todos los que han llorado una derrota o una victoria. A todos los que han hecho un poquito de padres para que sus deportistas sean mejores personas. A todos los que se esfuerzan en prepararse para intentar ser mejores cada día.
Si no fuera entrenador no podría entender muchas cosas. No podría comprender qué responsabilidad tan grande tengo de orientar una parte de la vida de una persona para que ambos busquemos y consigamos los mismos objetivos. Primera parte que ya es difícil porque los deportistas (o los padres que los apuntan) están contigo por muchos motivos: hacer deporte, aprender, hacer amigos, estar sanos, destacar, ganar, pasarlo bien. Más complicado cuantos más jugadores forman parte de un equipo.

Si no fuera entrenador no podría comprender lo frustrante que es a veces querer enseñar una cosa que tienes en tu cabeza y la ves tan clara, pero que tus deportistas todavía no la han asimilado. No comprendería que una cosa es saber y otra enseñar lo que sabes. Que el método que utilizamos para el qué, cómo, cuándo y dónde hablar, expresarte, comunicar, mostrar a tus deportistas, es igual de importante que lo que queremos enseñar en sí.

Si no fuera entrenador, y fuera padre, quizás no entendería qué importante es que nos pongamos en lugar del otro y nos comuniquemos continuamente con mucho respeto, porque los adultos debemos ser el ejemplo en el que se reflejan los niños y jóvenes. No entendería que lo que ocurre antes y después del entrenamiento y la competición es fundamental para que los resultados que se esperan, se den. La familia, los amigos, el descanso, la alimentación, el consumo de drogas, el colegio o los profesores influirán directa o indirectamente.

Si no fuera entrenador, no entendería que las canteras sólo son un éxito cuando cada deportista mejora en la medida de sus posibilidades, con un ojo en el presente y otro en su posible futura proyección. Que cada etapa de formación pretende unos fines y que el éxito deportivo de un joven debe depender de lo que va aprendiendo, siempre regado con esfuerzo y constancia. Ganar o perder son oportunidades para seguir aprendiendo.

Si no fuera entrenador, no comprendería que el entrenador se equivoca porque es quien toma las decisiones, aunque sé que cuanto más preparado está un entrenamiento mejor sale. Que cuanto mejor entrenamos, mejor competimos. Pero también que cuanto mejor y mayor es el equipo técnico más resultados conseguiremos, aunque hay que coordinarse bien.

Por último, si realmente fuera entrenador sabría a ciencia cierta que los deportistas valoran no sólo mi conocimiento, que es importante, sino mi esfuerzo por encima de todo, además de cómo conjugo la exigencia con el trato, y por supuesto, mi dedicación y entrega en seguir aprendiendo para hacerlos mejores cada día.

Por eso, enhorabuena a todos los entrenadores que hacéis que hayan decenas de jóvenes mejorando como personas, miles de niños haciendo deporte, millones de personas disfrutando de la emoción del espectáculo. A todos ellos, gracias por vuestra vocación.

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