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Profesport: Wendy, mi homenaje

Desde Profesport, y a título personal, nuestro apoyo a la familia y amigos de Wendy Ramos, a la que tuve la oportunidad de conocer en persona en el IES Navarro Santafé.
Es difícil describir con palabras las emociones y sensaciones de este fin de semana desde el conocimiento del accidente y el fallecimiento de Wendy. Es difícil imaginar cómo se pueden sentir las personas de su entorno ahora. Es difícil entender por qué una persona de 20 años se va.
Si algo vivido con Wendy recuerdo especialmente fue la entrega y el espíritu de superación con el que ella y todos sus compañeros de clase de 2º de Bachillerato terminaron la Apadis Tetrail el año pasado. Va por ella.

Y me queda una reflexión personal, acabando el presente curso académico. Los docentes tenemos la gran suerte de poder enseñar lo que sabemos a nuestro alumnado, o al menos intentarlo. Son muchas horas las que se convive en clase y en ocasiones perdemos la perspectiva de la importancia de las relaciones interpersonales (entre el docente y el alumno y entre los propios alumnos), bien por la propia rutina, por la connotación obligatoria del sistema educativo, por las prisas de acabar temas y temarios, por el excesivo valor de lo puramente académico, por el agotamiento de unos u otros, o sencillamente porque no se le da el suficiente valor a la escuela y las personas que forman parte de toda la comunidad educativa.

Pues bien, después de 15 años dando clase a Secundaria, creo firmemente que la R mayúscula de Respeto debería estar grabada a fuego en el cerebro y el corazón de nuestras próximas generaciones, no sólo porque es la base sobre la que construir un clima de convivencia que no discrimine a nadie por ningún tipo de razón, sino porque es uno de los cimientos de la propia realización personal. A partir de ahí, el siguiente paso: la S de Sensibilidad con todo lo que nos rodea, empezando por las personas. Es difícil enseñar en casa o en la escuela cuando R no existe, y es increíblemente sencillo cuando S está presente. Las nuevas formas de enseñar pasan por desarrollar competencias en equipo, poner en práctica habilidades sociales, tratar a todos y todas por igual y un largo etcétera que en este artículo no tienen cabida ni sentido. Sin esas condiciones para generar climas de aprendizaje positivos, versátiles y heterogéneos, es difícil evolucionar y conseguir que lo que aprenden nuestros hijos o alumnos sea más significativo y perdure en su memoria o en ese constructo que se llama personalidad. Estoy seguro de que la educación y el uso del Respeto está medianamente presente en el entorno escolar (aunque a veces vivamos situaciones desagradables), pero probablemente hemos descuidado “eso de ponerse en lugar de la otra persona” para saber qué siente e intentar comprendernos así algo mejor.

La vida se escapa y las vivencias, experiencias y el recuerdo de algunas personas ahí quedan.

Va por ti, Wendy.

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