Provocar por provocar
El Consejo Municipal de la Mujer de Villena es semanalmente cuestionado en El Periódico de Villena. Su columna de opinión de la contraportada lleva semanas provocando, no quiere respuestas, sólo gresca. Busca el enfrentamiento y para ello utiliza esa ironía socarrona, esos juegos de lenguaje hirientes, esas alusiones con nombre y apellidos y olvida argumentar y razonar sus opiniones. Por el respeto que me merece la ciudadanía que compra el periódico y las personas que, como yo, creen en la labor que se realiza desde los Consejos, Patronatos y Fundaciones de su ciudad, intentaré responder lo más claramente posible. Hablemos hoy sobre lenguaje.
1º- ¿Por qué algunas personas intentamos no utilizar la expresión ¡Qué coñazo! y recomendamos no hacerlo a los y las demás? Coñazo viene de la palabra coño (m. Parte externa del aparato genital de la hembra), adquiere otra voz cuando se añade el aumentativo y pasa a significar pesadez, inutilidad o machaconería. Dar el coñazo: Dar la lata. Pollazo viene de la palabra polla (f. Gallina nueva. Vulgarmente miembro viril), cuando se le añade el aumentativo, no pasa como en la palabra anterior a ser una voz malsonante del idioma sino todo lo contrario, viene a indicar la grandeza del miembro. Estas asociaciones que se producen cuando decimos ciertas palabras juegan un importante papel en la comprensión del significado lingüístico y también lo juegan en la transmisión y conservación de los hábitos culturales dentro de la sociedad, en particular en los de carácter sexista. Coñazo y pollazo no son términos simétricos porque no tienen las mismas connotaciones por lo que coñazo pasa a ser, en su segunda acepción, un término sexista. Nuestro idioma es muy rico y podemos utilizar otras expresiones como: ¡qué latazo!, ¡qué pesadez!, ¡qué rollo!, ¡qué matraca!...
2º- En la Guía para un uso no sexista de la lengua no se propone ninguna sugerencia que quebrante las normas de la RAE. Todas las orientaciones han sido recopiladas basándonos en una larga bibliografía que puede consultar en la biblioteca de INFODONA. Según la Real Academia de la Lengua los dos criterios básicos de cualquier lengua son economía y simplificación. Las personas que creemos que el lenguaje, aparte de ser el vehículo que utilizamos para expresarnos, condiciona nuestra forma de pensar, nos esforzamos por aprender a hacer un uso no sexista de él porque estamos comprometidas con mejorar las relaciones y la convivencia entre hombres y mujeres. Sabemos que no siempre los caminos más cortos son los que nos llevan a conseguir las mejores metas.
Por eso proponemos NOMBRAR (No Omitir Mujeres Buscar Representaciones Adecuadas). ¿Cómo?: Utilizando palabras realmente genéricas como vecindario, persona, etc. o términos abstractos y perífrasis verbales del tipo la dirección o quien dirige. Nombrando en masculino y en femenino. Omitiendo el sujeto cuando se sobreentiende o utilizando tú, usted o ustedes, etc. Desde aquí invito a toda la ciudadanía a pasar por alcaldía y solicitar su Guía para un uso no sexista de la lengua. Se dan de forma gratuita y además, siempre es bueno conocer las cosas de primera mano para poder opinar con criterio propio ¿no creen? ¡Mejor que no se lo cuenten! Pueden seguir sus sugerencias o no, pero lo que no deben hacer es deformarlas con expresiones como los jóvenes y jóvenas, el lenguaje feministo, etc. si no quieren caer en el ridículo que tanto nos adjudican.
3º- Y, para terminar, si alguien siente curiosidad en saber por qué debe evitar dirigirse a las mujeres usando el señora o señorita, busquen en el apartado Sobre el uso asimétrico de nombres, apellidos y tratamientos, página 6, seguro encuentran la respuesta.
Son muchos los cambios sociales, laborales, políticos, jurídicos, educativos que se están produciendo y que favorecen la igualdad entre los sexos y, el lenguaje debe evolucionar para ayudar a asentar firmemente estos cambios.