Puteros
Abandonad toda esperanza, salmo 310º
Hace unos días pude ver un documental sobre la relación del Japón actual con el sexo titulado El imperio de los SinSexo; no se dejen engañar por el pobre juego del título con el film de Nagisa Oshima, pues se trata de un valioso documento sobre el que es el país con mayor abstinencia sexual del mundo, pues de forma voluntaria o impuesta alcanza casi a un tercio de la población. Y ojo, que no se hacen distinciones entre adultos y jóvenes, casados y solteros, heteros y gays: todos entran en el mismo saco del celibato. Esto, entre otras consecuencias, ha hecho del país del sol naciente una nación que envejece a marchas forzadas dada su paupérrima tasa de natalidad. Todo ello parece contradecirse, aunque bien mirado podría ser más bien lo contrario, con que cuente con una de las industrias del sexo más boyantes del planeta: los prostíbulos, los sex shops, los fabricantes de objetos eróticos y las productoras de cine X enriquecen sus arcas a manos llenas: maridos y mujeres que han renunciado al placer físico dentro del matrimonio frecuentan locales especializados en el sexo... cuando no, simplemente, en facilitar un poco de compañía. Así, el documental muestra cómo allí se fabrican las mejores muñecas sexuales del planeta (si buscan un referente cinematográfico, olvídense de aquellas viejas muñecas hinchables del Tamaño natural de Berlanga y piensen mejor en la Air Doll de Kore-eda), mientras que las mujeres de verdad, particularmente las lolitas que frecuentan el barrio de Shibuya, quieren parecerse lo máximo posible a una muñeca. Y de los masajes de orejas y los tipos que pagan por entrar en los cafés de gatos y les permitan acariciar a una horda de mininos, mejor no digo nada: si no fuera porque el film se emitió en Documentos TV de La 2 pensaría que estuve viendo una de las ficciones alocadas de Takashi Miike. En fin: la semana pasada les comentaba que en Hollywood parecían haberse vuelto locos, pero en Japón ocurre algo peor: ya estaban locos de antes.
La emisión del documental ha coincidido con la publicación de Sex Report, un seinen manga (tebeo para adultos) de Hiromi Hiraguchi, que por si no lo saben es un periodista y actor porno (sí, por lo que se ve y lo que cuenta aquí, le da tiempo a todo y a todas) que ofrece, según se dice en la cubierta, un Diario de un putero en Japón. Hiraguchi, con una meticulosidad propia de un reportero de investigación, pero con el humor picaresco y desinhibido que caracteriza al nipón cuando se pone tonto (del cine de serie Z a Humor amarillo), relata con todo lujo de detalles sus encuentros con profesionales del sexo entre mayo de 2005 y febrero de 2007. Sí, no llega a dos años, pero teniendo en cuenta que a cada relación le dedica solo un par de páginas o tres y el tomo supera las cuatrocientas, ya se harán una idea de lo mucho que le cundió el asunto.
El planteamiento de este manga no está muy lejos del de Pagando por ello, de uno de los autores más interesantes del actual cómic independiente: Chester Brown. En estas Memorias en cómic de un putero el canadiense rememora sus relaciones con prostitutas durante cuatro años... algo que le da solo para algo más de doscientas páginas. Obviamente, los occidentales y los orientales no tienen nada que ver. De hecho, y aunque apostando por la misma claridad expositiva de Hiraguchi, Brown deja a un lado los chascarrillos humorísticos y prefiere construir una apología meditada y documentada del sexo de pago. El resultado es una obra soberbia que debería leerse por encima de cualquier prejuicio; luego ya decidirán qué pensar sobre el tema.
Sex Report y Pagando por ello están editados por Glénat y La Cúpula.