Cultura

¿Qué me haces ver?

¿Vieron el último Gran Premio de Automovilismo? No se ofendan por la pregunta, algunas voces auguraban una caída del share en vistas de los resultados de Renault… Pero vamos al grano, comprobemos si ustedes tuvieron la misma sensación que yo: ¿no sintieron cierta analogía entre el transcurso de la prueba de Mónaco con el desarrollo de acontecimientos en el seno del Partido Popular?
Ahora que lo escribo me doy cuenta de que seguramente no, aunque no dudo que a ustedes les pase como a mí, que hasta cuando veo una teleserie se me cruzan ideas y analogías con la crisis popular. Al menos si nos vamos al otro extremo de la política nacional nos encontramos con alguna alegría. Y es que cuando la izquierda se centra –sin faltar– nos ofrece perlas con cierta envergadura. Resulta que IU-ICV ha realizado una proposición no de ley que pide la eliminación de los símbolos católicos en las ceremonias de promesa y juramento de los altos cargos del Estado. Lo que viene a decir que quieren que la cruz y la Biblia se retiren del conjunto de enseres necesarios para llevar a cabo los juramentos. Propuesta obviamente coherente que no apoyará el PP, ni el PSOE, quien prefiere que la misma organicidad del estado aconfesional termine de digerir tales símbolos hasta expulsarlos por su natural. Qué decir.

Ahora tendré que preguntarles ¿Vieron el último espectáculo del Teatro Chapí, f.r.a.n.z.p.e.t.e.r.? No les puedo hablar de él puesto que la crítica tras el espectáculo llega fuera de tiempo. Espero en cualquier caso que su respuesta haya sido afirmativa (tampoco tengo tanta confianza, no crean). Si hubiera sido posible, lo que les plantearía serían los motivos por los que creo necesaria la asistencia a este tipo de eventos, así, a lo bruto. En primer lugar les hablaría del teatro catalán durante el régimen, del que se escenificaba en el salón de viviendas particulares, del surgimiento más adelante de grupos, el Teatre Lliure por ejemplo, que buscaban crecer mamando del teatro europeo y de la búsqueda de su identidad. Después hablaría de cómo dicha tierra comienza a digerir las tendencias contemporáneas: artes plásticas, música, danza, etc. Parcelas que comienzan a incorporar al teatro y que abren nuevos territorios escénicos. Quizás todo esto condujera al riesgo, a la excentricidad, y quizás más tarde las compañías fueran capaces de comercializar sus desenfrenos, y quizás más tarde acabaran vendiendo una basura barata (no en cuanto a precio, por supuesto). Poco sé acerca de Sergi Fäustino, si me dejo llevar por su currículo, de su paso por grandes compañías, me veo obligado a contrastarlo con una frase suya que aparece en cierta web: “(esas grandes compañías) no me gustan y no quiero que me relacionen con ellas”. Frase que junto a los escasos datos que tengo acerca de él hacen que me sienta ilusionado al ir a verlo.

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