Cartas al Director

Que vuelva a circular la izquierda por la izquierda

No se puede estar con las reformas laborales que han podrido el mundo del trabajo y con los trabajadores. No se puede estar sentado en el consejo de administración de las grandes empresas y con los trabajadores. No se puede mantener la ley mordaza y ser el paladín de las libertades. No se puede estar con la jubilación a los 67 años y con los trabajadores.
No se puede repetir los mismos candidatos que han gangrenado el partido de siempre y pretender que salgan a votar con ilusión los trabajadores. No se puede gobernar tantos y tantos años sin eliminar los privilegios de la iglesia católica y estar al lado de los que menos tienen. No se puede tener a tantos santos “varones” desperdigados por las autonomías predicando lo mismo que predicarían si encabezaran una lista de extremo centro. No se puede crear un ambiente corrupto durante tanto tiempo y esperar que los trabajadores te aclamen en las urnas. No se puede estar con los del 155 sin darle alas a los de “a por ellos”. No se puede agachar la cabeza constantemente ante los las multinacionales y los banqueros sin que acaben pensando que eres su mayordomo.

Porque entonces empieza a extenderse el “todos los políticos son iguales y no vale la pena ir a votar porque al final todos hacen lo mismo”. Porque entonces aparecen los illuminati de “y si cuando se hiciera el recuento de las papeletas estuvieran todas en blanco”. Porque entonces aparece el discurso que alimenta a la bestia del fascismo y empiezan a pulular las personas normales que abrazan banderas dispuestos a defenderlas hasta la muerte (hasta la muerte de los otros preferiblemente).

Las personas normales que ven una amenaza en los extranjeros pobres a los que hay que odiar para que no te quiten esos trabajos de mierda que en realidad no quieres. Las personas normales que piensan que las mujeres son unas privilegiadas que mueren a manos de sus amantes (no se puede tener una muerte más dulce) y quieren que desaparezcan las leyes que tratan de impedirlo. Las personas normales que piensan que si un asunto se puede arreglar a hostias en cinco minutos para que perder el tiempo en hablar con el que piensa de otra manera (con el dolor de cabeza que da eso). Y estas personas normales van a ir a votar igual que irían mañana a pelear: porque sus generales los llaman a la guerra. Estos no fallan porque lo hacen todo desde las tripas, al son de marchas militares. Estas personas normales no dejarán de votar hasta que ganen y prohíban votar.

Entre tanto, los que ya no entienden nada se quedan en su casa defraudados por “los suyos de siempre” y sin atreverse a cambiar de voto no vaya a ser que a los que deberían ser “los suyos de ahora” les quiten lo poquito que tienen para repartirlo… que esos son mucho de repartirlo todo.

¿Y qué hacer entonces, cuando parece que todo está perdido? Recuperar el discurso del valor de lo público. Recuperar la dignidad de los trabajadores, su protección, sus convenios colectivos. Enseñarle los dientes a los mercados. Hablarle a la gente de lo que le importa. Empezar ya. Ahora que están en el gobierno. Derogar las dos últimas reformas laborales. Derogar la ley mordaza. Blindar las pensiones en la Constitución. Subir los impuestos a las empresas. Reformar la justicia. Hacer un referéndum sobre la monarquía. Reducir la jornada laboral. Penalizar la generación de energía contaminante. Asegurar el suministro de los servicios básicos a todas las familias. Paralizar todos los desahucios por ley hasta nueva ley. Garantizar la gratuidad de la enseñanza a todos los niveles…

Joder, hablar de lo que tiene que hablar la izquierda contra viento y marea.

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