Quien calla otorga, o no
El otro día me abordó un viejo conocido y me dijo: hace tiempo que no escribes, Rosalía. Es verdad le contesté, pero es que es tan fuerte lo que está pasando
. Es tan fuerte lo que está pasando que, tan pronto acuden a mi boca las palabras en tropel en forma de exabruptos descalificadores poco edificantes para ser pronunciados y todavía menos para ser escritos, que lo mismo me quedo sin ellas, sin las palabras quiero decir.
Dice un refrán que quien calla otorga y en modo alguno quisiera dar la impresión de que mi postura es la de otorgar. Nuestro abundante refranero tiene para casi todos los temas una opinión y su contraria, así que en este caso también se puede decir que al buen callar le llaman sabio o que en boca cerrada no entran moscas, pero como no me considero sabia, ni tampoco tan necia como para decir algo inapropiado, voy a intentar expresar mi opinión.
Desde que se reinstauró la democracia en nuestro país siempre he defendido que las personas que ocupan cargos políticos institucionales, deben tener un salario digno acorde con su dedicación. Lo contrario sería propiciar que sólo se dedicaran a la política quienes pueden vivir de las rentas inmobiliarias o del capital. Además, si así fuera, esa dedicación altruista podría dar pie a la aceptación de prebendas o comisiones ilegales. Por lo tanto no me vale como dicen algunas voces ¿bienintencionadas? que para evitar las corruptelas en política, la dedicación a la misma debe ser vocacional y totalmente altruista. Ya que lo que no es cobrado legalmente, puede ser recuperado con creces por otros medios. Sí, ya sé que el que se perciban unos emolumentos legales no es suficiente garantía para mantener la honradez. Sabemos que determinadas personas se han metido en política para forrarse, esta frase ha sido pronunciada por algunas de ellas sin saber que contaban con una audiencia imprevista, pero ésta es otra cuestión que deben resolver los tribunales de justicia y los propios partidos políticos, si estos fueran como deben ser.
Otra de las cuestiones en que he sido una incansable defensora es en la de que no se debe generalizar. Cuando ante un caso de corrupción política alguien exclama: ¡todos son igual! ¡Da lo mismo votar a unos o a otros, porque todos van a llenarse los bolsillos!. Cuando escucho estas afirmaciones me indigno, ¡es superior a mí!, no lo puedo remediar, porque no es cierto que todos los partidos sean iguales, personas aprovechadas y deshonestas puede haber en todas partes, (aunque está demostrado que en unas más que en otras) lo que diferencia a unos partidos de otros es la actuación ante estas personas; mientras unos se esfuerzan en depurar su partido de cualquier individuo que haya dado muestras de falta de honradez, aunque la justicia no lo considere culpable; otros se dedican a negar y a encubrir todas las actuaciones de sus cargos con la cantilena de la presunción de inocencia.
Esto está muy bien para el resto de la ciudadanía ya que nadie debe ser considerado culpable hasta que no se demuestre su culpabilidad, y así debe ser en la aplicación de la justicia. Pero, con independencia de las actuaciones judiciales que se lleven a cabo, la clase política debe mantenerse impoluta dando ejemplo de credibilidad y sobre todo de honestidad, y los partidos políticos deben velar porque así sea. Pero por desgracia, esto es todo lo contrario a lo que nos tienen acostumbrados los representantes del Partido Popular allá donde gobiernan.
Fdo. Rosalía Sanjuán Ayelo