Hace ya meses que el señor Juan Ángel Conca sí, el que os da las crónicas culturales desde la competencia, el que organiza la Semana Intercultural, el del departamento de Inmigración, el de los Verdes me engatusó para participar en una de las Mesas Redondas que tenía en mente realizar en esta nueva temporada. La que nos ocupa se trata de una mesa de debate que abordará el tema de la contracultura. Como base para abordar un contenido que, como podéis imaginar, tiene ciertas particularidades que lo hacen difícilmente abarcable, decidió tomar como base el libro Rebelarse vende de J. Heath y A. Potter, librito de ensayo quizás excesivamente posicionado lo que vende son estadísticas y reflexiones realizadas en cómodas butacas de cuero que abandonan todo movimiento de base a la especulación mercantil, pero que da pie al planteamiento de distintos aspectos y posturas sobre los que dialogar y, por supuesto, discutir.
Pese a que el evento esté organizado por el Vicerrectorado de Extensión Universitaria y los Jóvenes Verdes en colaboración con la Casa de la Cultura, espacio y tiempo reconozco que no son lo más oportuno: día 18 de Noviembre, a las 20:30 h., en el Vestíbulo del Sótano de la Casa de la Cultura (que suena como: ese día a esa hora en un rinconzucho que hemos encontrado libre). Pese a ello, vuelvo a decir, es recomendable que en un debate sobre tal tema y con tales características la participación se hiciera notar. Probablemente nada de lo que tengamos que decir quienes nos sentamos en la mesa rectangular frente al público pueda ayudar en algo, ni recabar en soluciones admisibles, menos todavía premiables y/o remunerables, pero si la presencia presta a ello espero que la participación lleve a redondear la mesa. Os pido que acudáis pese a las características del evento: saben ustedes que no podrán fumar ni beber (bendita Salgado, el señor la tenga en su seno), y que se sugiere un comportamiento que no vaya en detrimento de tal debate frente a por ejemplo uno sobre El precio del carburante aplicado al crecimiento de diamantes en los lóbulos de las orejas.
Pese a todo ello, ya digo, y siendo yo uno de los invitados a la mesa, no me queda otra que llamaros la atención sobre el acto y solicitar vuestra presencia. Pese a todo, y proviniendo del libro nombrado, imagino más desacuerdo que otra cosa; pero pese a ello no vendrá mal reorganizar las ideas, contrastar opiniones y prestar atención a la mirada de quienes ven en la individualidad de pensamiento poco más que lo que es en realidad: parte de la cultura, del arte y de la evolución de una sociedad donde digan lo que digan nadie nos invita a participar.
