Reclamaciones indispensables
El pasado 22 de noviembre este periódico hacía pública parte de la caótica situación que se está dando en los servicios médicos en Villena. Hablaba de la falta de facultativos y de la tensión que se respira diariamente entre profesionales y ciudadanos que acuden a sus centros de salud en demanda de una atención que debería primar en calidad por encima de ninguna otra cuestión.
A todo lo que hace alusión dicha noticia, podemos añadir que alguna consulta de pediatría está atendida por médicos de familia sin esta especialidad, que con mucha voluntad, pero sin los conocimientos propios, están sacando adelante a nuestros hijos como mejor saben, con el riesgo que supone esta práctica. Las citas con el médico se están dando con una semana de carencia y las esperas han llegado a ser de 3 horas en algunas ocasiones. Las especialidades se citan para dos o tres meses, según los casos, quedando sin servicio la consulta de matronas en periodo vacacional. ¿Y qué explicación oficial se nos ha dado al respecto?, ¿cual es la posición del concejal Pedrosa y el Partido Popular ante esta problemática?, ¿se está trabajando y reclamando a consellería, responsable última de estos asuntos, que abandone su absentismo con nosotros en este tema y nos dé soluciones? Pues la verdad, no lo sé.
El silencio ha sido nuevamente el único que ha contestado. No es de extrañar que desde la concejalía de turno, que está vinculada al partido que gobierna, que a su vez es el mismo partido del cual depende nuestro servicio sanitario a nivel regional, se haya optado por no echar más leña al fuego y dejar que las ascuas se extingan o que el fuego quede circunscrito al ámbito de los edificios donde se genera, en un intento de evitar su propagación, y a juzgar por el escaso número de reclamaciones que presentamos ante el Servicio Valenciano de Salud esta fórmula da resultado, pues nos hace cometer el error imperdonable de ignorar el único canal con el que contamos para hacernos oír. Y es esta dejadez de la que solemos hacer gala la que se revuelve contra nosotros y nos hace confundir momento, lugar y persona ante la cual mostrar nuestra ira, propiciando un enfado momentáneo que se nos olvida al ser atendidos de aquella manera, pero que no deja rastro allí donde debe aparecer. No nos dejemos engañar por aquellos de dicen que las reclamaciones de nada sirven, que son papel mojado, eso es sólo pereza. Nosotros, como ciudadanos, tenemos la obligación de ser militantes sociales continuamente, porque no tan solo con votar hemos cumplido. Es nuestro deber dotar a nuestros representantes políticos de herramientas sólidas que les permitan, cuando acudan a presentar reclamaciones y quejas en nombre de todos, poder hacerlo con la seguridad que concede una carpeta repleta de quejas sólidas con nombres y apellidos, que sean nuestras reivindicaciones, y en el caso que nos ocupa, esto deber pasa irremediablemente por cumplimentar tantas hojas de reclamaciones como fiascos encontremos. Pensemos que solamente podremos emprender medidas de presión argumentadas cuando hayamos agotado todas las vías burocráticas que tenemos a nuestra disposición, pues lo contrario es el escudo con el que se excusan.
Por lo tanto, dejar constancia escrita es sin duda el camino correcto y nuestro deber. No caigamos pues en la trampa de los intereses políticos de unos y otros, que o bien porque sus superiores son contrarios y no les atienden o bien porque son del mismo color y no les interesa indisponerse contra ellos y su pésima gestión, no son capaces de solicitar de nosotros esa denuncia masiva con la cual poderles sacar los colores, de cara, ante tanta desidia sanitaria.