Opinión

Redes sociales y menores

Es un hecho innegable que las redes sociales están muy de moda. En determinadas ocasiones los que somos mayores de edad a veces nos encontramos con problemas en este tipo de sitios, algún pique tonto, alguna palabra malinterpretada, incluso vejaciones o insultos. Si los adultos caemos en ello, imaginad lo que puede hacer un menor que no sabe de la consecuencia de ciertos actos.
En España las redes sociales más usadas, como pueden ser Facebook, Twitter, Instagram o incluso WhatsApp (sí, es una red social), solicitan una edad mínima de 14 años para crear una cuenta. Es algo que para un menor no supone un impedimento debido a que se puede crear un perfil falseando la fecha de nacimiento.

Probablemente nos encontremos con que nuestro hijo menor de 14 años tenga una cuenta en algunas de estas redes. Lo más sensato es eliminar ese perfil porque no tienen la edad mínima para tenerlo. Si tiene más de 14 y por tanto, edad legal para tener cuenta en estos lugares, nunca está de más seguir una serie de recomendaciones.

Consejos para el uso de redes con menores de edad

-Educar en su uso, haciéndoles ver que sus actos en las redes pueden tener consecuencias. Un menor no es consciente de que lo que hace en la red puede ser delito. La diferencia entre la vida real y la virtual es nula.

-No consentir que queden con desconocidos.

-Vigilar el contenido que suban, especialmente fotos.

-No dar pistas de dónde se encuentran. Aquí muchos padres actúan de manera irresponsable al publicar con gran detalle dónde están de vacaciones. No, jamás publiquéis que estáis fuera de casa durante una buena temporada.

-Establecer reglas para el uso del internet en casa, sobre todo de los dispositivos móviles,

-Si se aprecian cambios de conducta del menor, investigar si puede haber ciberacoso.

La lista puede ser muy numerosa, lo normal es no cortar las alas. Las redes sociales tienen su lado positivo y son una gran herramienta de comunicación y divertimento, aunque nuestro papel ha de ser el de vigilantes. Así que no hagamos una catástrofe si nuestra hija de 15 años tiene un perfil en Facebook, pero sí tomemos ese papel de acompañante-protector. Los adultos somos nosotros, y por tanto, los responsables de sus actos.

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