Reflexión de Pepe Pastillo sobre el uso de animales en las fiestas populares
Quisiera ser caballo de tiro, halcón medieval, oca de desfile... Porque eso supone que no me han convertido en suculento filete, rica hamburguesa o exquisito paté. Hablo desde el dolor que me ha supuesto la reciente perdida de un animal, lo que me da más fuerza para defender la presencia de animales en los diferentes acontecimientos que se celebran en mi ciudad y en tantas otras.
No sé lo que tanto os molesta de su presencia, si lo han estado siempre en nuestra sociedad, dentro de nuestras casas, en nuestros campos y recorriendo calles y caminos. Ellos han contribuido a levantar la sociedad que hoy disfrutamos todos. ¿Qué mal veis en que la gente los observe, los admire, que los niños los descubran, los toquen e incluso los monten? Para ellos será una experiencia nueva e inolvidable.
Yo no los veo ni estresados ni intranquilos ni en unas condiciones pésimas que merezcan su eliminación de estas y otras fiestas. Creo que no sabéis tampoco el cuidado y la entrega que le dedicamos a nuestros animales todos los días del año y digo todos, velando por su salud y su bienestar.
Creo que os estáis metiendo precisamente con los que más aman a estos seres en vez de ir a granjas mataderos y acabar con muertes sin aturdimiento, como hemos visto días atrás con la fiesta del cordero, en donde los animales son degollados en plena calle ante la presencia de todo el mundo. Esas acciones y otras similares son las que hay que eliminar, y ante eso me tendréis a vuestro lado, pero dejarnos que llevemos a nuestros animales a todos los rincones de nuestra sociedad, porque ello les salvará de acabar como miles de ellos en los mataderos.