Rehén… o embaucador (artículo de opinión de Celia Lledó, presidenta del PP de Villena)
Comienza el año 2014, avanzamos velozmente por el primer trimestre y continúa el esperpento que nos representa desde hace meses el gobierno municipal de un ya inexistente tripartito. Al frente de todo tenemos a un gran protagonista que se nos disfraza constantemente según el entorno al que se enfrente.
Llevamos ya casi tres años con la promesa de regenerar la vida política, de cambiar el mundo desde Villena, de alumbrar una nueva forma de hacer política. Todos los males venían del sistema político tradicional, de los grandes partidos, muy especialmente del Partido Popular. Veníamos de una legislatura muy crispada, protagonizada por traiciones, y nos prometieron sosiego, decencia y transparencia en la gestión. Y lo que nos hemos encontrado es una gran mentira inventada por un nuevo personaje a descubrir, contradictorio.... o no. Alguien que se puede entender como un rehén en manos de quienes se fueron del Partido Popular para defender exclusivamente sus intereses particulares o un muñidor que teje una red de engaños con un objetivo: retener el sillón de la alcaldía al precio que sea. Un perfecto embaucador, un engañador, alguien que tiene entretenidos a todos con el ahora sí, ahora no, que juega a despistar con su pinta de chico bueno, pero que es capaz de agarrarse a cualquier clavo para aguantar en la poltrona a costa de deshacerse de sus principios y los de su partido. El dilema que habrá que resolver es si tiene algún vínculo que le ate a un concejal sentado en el banquillo a la espera que se sustancie su juicio o si por el contrario, es la herramienta perfecta para manipular a sus socios de gobierno.
Cuando a otros nos achacan toda clase de descalificativos, de ser engendros de maldad, resulta que otros andan mirándose en el espejo continuamente y acusando a los demás de conductas propias. Porque aún anda por resolverse el enigma de la marcha/huida y eterno retorno del edil Juan Richart, desde que la última semana de noviembre pasado anunciara a bombo y platillo que en unos días renunciaría a su dedicación exclusiva y a sus delegaciones de gobierno, una vez finalizadas algunas gestiones de su departamento disminuido desde el pasado mes de agosto: disminuido en trabajo, que no en sueldo.
Villena estrenó experimento desde la Alcaldía para terminar con un escenario peor que el que teníamos a la conclusión de la pasada legislatura. Tenemos la obligación de desmontar ese enorme fracaso que ha supuesto este alcalde verde y elaborar la alternativa desde la serenidad, la responsabilidad y la experiencia del trabajo demostrado a lo largo de estos tres años de oposición. Y su fracaso se manifiesta en su actuación de los últimos meses, en que viene toreando tanto a su propio partido como, especialmente al PSOE, perdido en la nebulosa de sus intrigas internas: abocado a la crisis de gobierno, dio lances a diestro y siniestro, pero sin soltar el lastre que supone Richart para la política local.
Porque este concejal que nos anunció su marcha ni se ha ido ni está. No aparece por el despacho, salvo en contadas excepciones, como cuando tiene que pelear por determinadas concesiones administrativas, y el día a día se lleva directamente desde alcaldía. Bueno, más que desde alcaldía desde el despacho municipal Verde. Ese es el engaño: te echo de la Junta de Gobierno, pero te mantengo liberado (económicamente, claro).
El malabarismo del alcalde no conoce límites, pero creo que la ciudadanía ya empieza a conocerlo, sus contradicciones saldrán a la luz y el experimento concluirá en la disolución del tripartito.
Mientras tanto y enfrentando la recta final de la legislatura, ¿qué podemos hacer desde el Partido Popular? Continuar con nuestro trabajo, aislarnos del ruido ambiental de quienes se comportan como el perro del hortelano, que ni comen ni dejan comer, que alargan las gestiones y cuando alguien se las ofrece en bandeja, se revuelven con hipocresía y critican a quien fue capaz de hacer lo que ellos ni siquiera intentaron. Seguir defendiendo por encima de todo a Villena y sobre todo, volcar nuestros esfuerzos en ofrecer a nuestra ciudad una alternativa sólida y coherente que dote de estabilidad a un gobierno que hoy aparece desnortado.
