Respeto
Como es seguro que abundaran las voces que canten la excelencia de la última idea que convierte a Villena en una ciudad en plena efervescencia de actividad social y cultural de la que todos los que en ella vivimos tenemos que sentirnos orgullosos
Como todo serán parabienes y deseos de un brillante futuro para el Villena Es Música (VEM para los que para los que van con prisa).
Como el saldo de esta ambiciosa actividad será, necesariamente, positivo, quisiera hacer alguna observación ingrata que no tiene que ver con la organización del evento ni con la calidad de los artistas que en él participan.
Pareciese que cuando un ayuntamiento instala un escenario y coloca alrededor un conjunto de sillas desde las que observar cualquier tipo de espectáculo gratuito es obligatorio acudir, fuere lo que fuere lo que allí vaya a representarse y hay un número indeterminado de ciudadanos que se siente obligado a ello. Si la actuación resulta de su agrado prestan atención y disfrutan del acto y si, por el contrario, no les llega a producir deleite, se dedican a comentar con sus vecinos de asiento regalado las cuitas de sus familiares, las últimas recetas o cualquier otro asunto relevante de la vida. No faltará la llamadita al móvil. La cosa se convierte en un murmullo tal que las actividades que no gozan de megafonía son apenas audibles para los pocos afortunados de las primeras filas. A todo esto se suman las hilarantes conversaciones de las terrazas de los bares, cuando no las músicas que en las mismas suenan para amenizar la estancia de los clientes y que, al parecer, se ponen en marcha automáticamente cuando se conecta la cafetera y sólo se apagan cuando el propietario cierra la persiana.
Sería, pues, conveniente que por respeto al ciclópeo esfuerzo organizativo y, sobre todo, a los músicos que desinteresadamente han puesto al servicio de los demás sus incontables horas de formación y su arte, quedara suficientemente claro que no es obligatorio acudir como público a las citas culturales por el simple hecho de su gratuidad; que si estando en alguna de ellas descubrimos que no nos interesa, podemos ausentarnos de manera discreta y que nuestra actitud en un espectáculo al aire libre ha de ser la misma que dentro de un majestuoso teatro. También sería necesario recordarles a los conductores que pasan tocando la bocina en simpático gesto de saludo y a los ocupantes de las terrazas de los establecimientos hosteleros, que a todos nos honra la actitud de tolerancia para este tipo de actividades que ponen a Villena a la cabeza de las ciudades culturales y a los propietarios de las cafeterías, que estos acontecimientos redundan en su beneficio y en el general de una ciudad con la tradición comercial de Villena.