Responsabilidad y civismo
La moderada y racional (aunque también rotunda y firme) forma en que los vecinos del barrio San Francisco han mostrado su rechazo a la actitud de una veintena de ciudadanos búlgaros, ha puesto sobre el tapete una realidad ante la que muchas veces preferimos mirar hacia otro lado.
No cabe duda de que el ayuntamiento de Villena ha trabajado mucho y bien respecto a la problemática de la inmigración. Todas las formaciones políticas, entonces y ahora, comparten un modo de pensar y funcionar que ha evitado la existencia en nuestra ciudad de sucesos y situaciones más que comunes en localidades de nuestro entorno. No obstante, y con la excepción de ciertos eventos o noticias de mayor alcance mediático (léase la Semana Intercultural o el proyecto de las Bibliotecas Interculturales), la mayor parte del trabajo se ha realizado de puertas para adentro, merced a un constante contacto directo con la calle, especialmente en una zona de nuestra ciudad que, para un gran número de villeneros, directamente no existe.
En efecto, y por evidentes razones socio-económicas, es en el Barrio San Francisco donde se ha producido y se producirá con mayor intensidad el choque de culturas característico de los fenómenos migratorios, con el agravante de que la convivencia en el barrio ya era de por sí representativa de las dificultades para integrar culturas y modos de vida diferentes. Por ello, no cabe sino congratularse de las medidas tomadas hasta ahora por los vecinos (obviamente, nunca podremos compartir las actuaciones de aquellos que se tomen la justicia por su mano, tal y como ha señalado algún vecino) e invitar al ayuntamiento a tomar en consideración como de hecho ha tomado la denuncia de estos villeneros, entendiendo además que es necesario trabajar para que este caso, aislado, no acabe multiplicándose con el tiempo y convertido en algo tristemente habitual.
Para ello, no cabe sino seguir trabajando con rigor e intensidad en todos los frentes, desde el legal ciertas actitudes y amenazas sólo pueden combatirse exigiendo y reclamando el más estricto cumplimiento de la ley hasta el social, que pasa inexcusablemente por potenciar las medidas urbanísticas, educativas, dotacionales, policiales y empresariales encaminadas a lograr una inserción real de los habitantes del barrio, o en su defecto a estrechar la enorme brecha cada día mayor que separa a unas zonas y otras de nuestra ciudad. Impóngase la ley y trabajemos para integrar a unos villeneros que, al contrario que en otras ocasiones, ahora nos han dado un verdadero ejemplo de responsabilidad y civismo.