Respuesta a Tomás y Miguel Ángel Navarro: Sí señor, ¡soy un ignorante!
Sobre todo porque ignoro todo lo que usted, y su grupo de arquitectos y asesores plásticos, se puedan haber cargado del patrimonio de mi pueblo. También soy un ignorante porque no llego a comprender porqué el director de El Periódico de Villena no le ha aplicado las tarifas publicitarias al publicar su artículo, ya que su exposición es una clara promoción publicitaria de su gabinete y de su asesor plástico. Por cierto, como soy un ignorante, no acabo de cuadrar esta figura de asesor plástico dentro del gremio de los restauradores del patrimonio artístico.
Pero vayamos al grano, escribe usted que he difamado al equipo de ese estudio de arquitectos. ¿Dónde?, ¿en qué trabajo de reconstrucción de la Sacristía?... ¡Si la tenéis hecha polvo! El primer y segundo párrafo de su escrito exalta los valores y conocimientos del equipo, al que usted dice que yo hago responsable del deterioro, ¿dónde ha leído usted esto? Posteriormente niega que la piedra haya sido arrancada de los paramentos de la Sacristía, ¿pero es que no lo ve? Seguidamente nos mete otro rollo publicitario, indicando que han recuperado la piedra y será restaurada eso faltaba, que la dejasen así; pero eso lo harán cuando reciban la pasta de la subvención que se espera de la Generalitat. Por los casi tres años de paralización de las obras de restauración de la iglesia a falta de subvención, tengo que dudar que existan otros motivos en su máxima motivación que no sean los intereses económicos o de otra índole, porque si no fuese así ya estaría rehabilitada la Sacristía.
Pero lo que verdaderamente me hace acojonarme es cuando usted dice que se conservará lo que técnicamente se pueda salvar; y dentro de mi ignorancia, pienso que si su equipo es el mismo que decidió que en el rosetón existente en la zona gótica de la Iglesia (donde estaba el coro, justo donde se encontraba la fachada antes de la ampliación renacentista de la Iglesia), se instalasen los tubos para la calefacción del templo. Me preocupa porque, viendo la recuperación técnica que se hizo del rosetón, poco se podrá salvar de la Sacristía.
Usted continúa diciendo, poco antes de otro texto publicitario, sólo se repondrá marcando con criterios modernos de restauración los elementos que consideremos imprescindibles para al bien general de todo el conjunto. Y me ha venido a la mente la restauración de la Ermita de San Antón. Mi ignorancia me hace no comprender esos magníficos criterios que han seguido para la restauración de la fachada de San Antón: que cristalito tan bonito han puesto donde se venden las toñas. Cristalito a semejanza de los que adornan esa casa del Casco Histórico en la que usted, siguiendo posiblemente unos criterios modernos de restauración, se ha construido su oficina, justo al lado de esta ermita.
Es cierto que debo rectificar el artículo como usted dice, debería añadir más ¿barbaridades? que se han hecho en la Sacristía; por ejemplo el piso de cemento que han echado, que facilita que la humedad deteriore más, si cabe, los bajos de los muros. ¿Qué esta pasando en estos momentos con la humedad?, me pregunto dentro de mi ignorancia. El artículo, lo rectificaré, añadiendo más cosas, cuando usted y su asesor plástico (vamos su hermano, que quizás le dé vergüenza firmar con su mismo apellido) decidan no tocar nada que respecte al patrimonio artístico de la ciudad, y lo dejen para verdaderos profesionales de la restauración, los cuales, en su gabinete, brillan por su ausencia. Entiendo que en la despedida, el subconsciente le haya traicionado, nombrando a Pepeíllo. Yo le propondría una máxima parecida a la suya: Trabaja en lo que entiendas o los picapedreros están en las canteras.