Considero que el tiempo es un tesoro y su buen uso un cuenco del cual poder ir sacando porciones para poder llenar nuestros días sin morir en el intento del querer y no poder, del no llegar. Creo sinceramente que si sabemos destinar a cada momento, persona y lugar sus minutos correspondiente conseguimos en la medida de lo posible otorgar la atención precisa a cada situación y, posiblemente, la obtención de los resultados esperados. Imprevistos aparte. Y me van a disculpar por esta pequeña reflexión en voz alta pero hay ocasiones en las cuales por mucho que te expliquen alguna actuación, o pretendas encontrar justificación lógica a determinados comportamientos, se hace difícil su ubicación en el rincón del entendimiento, máximo cuando ves como el que no perdona avanza sin compasión.
¿Y a qué viene todo esto? La pasada semana Vicenta Tortosa se desplazó como es sabido por todos hasta Bruselas para solicitar la concesión de 120 millones de euros al trasvase Jucar-Vinalopó desde su desembocadura en Cullera. Viaje a todas luces impregnado de connotaciones puramente partidistas, huele a elecciones, y las fotos son un valor en alza en estos momentos, premiando los decorados y las compañías que en el retrato queden atrapadas. Pero ahí no voy a entrar; en mayo se verán los resutados. Lo que me llama poderosamente la atención son las declaraciones exultantes de nuestra alcaldesa, en las cuales nos informa de que en Bruselas han sido recibidos por ¡los funcionarios de política regional!, vamos todo un cargo ejecutivo, que para colmo les han informado de que su viaje es poco más o menos que simbólico, ya que el único interlocutor válido para estas negociaciones es el ministerio, palabras que a una servidora le suenan a tiempo perdido para mi pueblo que alguien ganará. Pero como en Villena todo va de maravilla, y en vista de la carencia de puertas más cercanas que golpear hasta que se abran, así como de asuntos más puntuales, por acuciantes, urgentes o necesarios e iba a decir menos politizados (olvidando la imposibilidad de esta condición en asuntos de partidos), pues a pasear por Bruselas.
¿Que el agua es importante? Mucho, en demasía. De su calidad depende la salud de los campos y por transmisión natural la de sus frutos, que a su vez nos alimentan y nos deben proporcionan sustancias beneficiosas para el desarrollo de nuestro organismo. Y que el agua reclamada en Bruselas cumpla con estos requisitos está por demostrar y por mostrar. No sé ustedes pero yo no me siento representada en la capital belga, porque ninguno de los frentes de esta guerra abierta del agua, o lo que es más importante, de la salud, se ha tomado la molestia de intentar convencerme de la veracidad de su postura de una manera fehaciente. Y considero de urgente necesidad que los destinatarios finales de este caldo con olor a pescado muerto seamos conocedores de todos los datos reales y sin lodo de los que dispongan, porque el agua huele a putrefacción y el sospechoso silencio de formaciones como Los Verdes, supuestos defensores de la naturaleza, también. ¿Nuestra salud está en juego? ¿Es realmente veneno? O por el contrario, ¿intenta morir matando a costa de sembrar el miedo?
Es hora del cara a cara frente a los villeneros, de exponer posturas en un debate abierto, porque ya nos duele el cuello de tanto mirar a ambos lados la pelotita de este partido, que está en tiempo de descuento. Y cuando nos hayan convocado frente al televisor, o en el Chapí, para darnos las repuestas que sacien nuestras dudas, será el momento de poder hacer viajes inútiles para nuestro pueblo, será el momento del ¡sálvese quien pueda!
