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Restos hallados en el Patio de Armas permiten datar la ocupación islámica y cristiana del Castillo

Acompañados por la concejala de Cultura, Isabel Micó, la directora del Museo Arqueológico, Laura Hernández, y el arquitecto municipal, Julio Roselló han informado sobre la evolución de las obras de restauración del Castillo de la Atalaya, que se están llevando a cabo con los fondos generados por el “1% Cultural” del Ministerio de Fomento –730.000 euros– y una aportación del Ayuntamiento de 243.000 euros. Está previsto que los trabajos finalicen el próximo verano.
Las excavaciones arqueológicas, que durarán unos 6 meses, se están efectuando en dos áreas, en parte del Patio de Armas y también en la barbacana –donde ya se actuó en 2003 y ahora se está realizando tareas de desescombro–. Los hallazgos más destacables se centran en el Patio, donde se han documentado tres niveles de ocupación, uno islámico y dos cristianos: uno de la época de la conquista del Castillo (a mediados del siglo XIII) y otro de la época de los Pacheco.

Han aparecido muchas estructuras, que se están estudiando y valorando cuáles quedarán a la vista para el público mientras otras serán protegidas para volver a cubrirlas. A la vez se ha hallado un nutrido ajuar cerámico doméstico “que permitirá afinar mucho más la cronología e interpretación”, decía Laura Hernández, así como una punta de ballesta y muchos proyectiles de catapulta.

Pero todavía queda por excavar un área documentada en un croquis realizado por los franceses durante su ocupación (en el siglo XIX). En el mismo Patio de Armas se señalaba la presencia de un horno de pan para el abastecimiento de la guarnición del castillo, mientras que en la barbacana –donde se ubicaba la capilla de la Virgen de las Nieves– se indicaba la existencia de un pozo o aljibe.

Una vez finalice el estudio –en el que participa un equipo de 5 arqueólogos– se publicará una memoria con todos los trabajos arqueológicos que se han hecho en la fortaleza a lo largo de la historia.

Cambios de color
Por otra parte hay 10 personas dedicadas a la consolidación de las murallas, sobre la que el arquitecto y director de obra explicaba que han limpiado toda la piedra de la muralla, exceptuando grandes paños de mortero entre los torreones sur y este. También se ha actuado en una bóveda interior y se están restituyendo las juntas con un mortero color arena, similar al existente. El mismo procedimiento se seguirá en la Torre del Homenaje. Además se va a actuar en la parte este de la muralla, en la zona más baja, donde drena el agua de lluvia cuando se acumula, afectando mucho a la piedra. “Pero habrá que formar un sistema de evacuación del agua que no dañe el muro ni las excavaciones”, indicaba.

Asimismo Roselló se mostraba “sorprendido” por la polémica surgida sobre las distintas tonalidades que exhiben los muros del Castillo en este momento. En este sentido informaba de que al final está previsto el tintado de toda la muralla, para tratar de igualar la coloración de las piedras usadas en las distintas actuaciones de restauración que se han llevado a cabo en el Castillo a lo largo de los años, en las que se emplearon piedras de distinta procedencia.

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