Retorno de Cuba
Abandonad toda esperanza, salmo 241º
No, no es que haya aprovechado estas dos semanas de vacaciones que nos concede amablemente el director de EPdV y que, mientras ustedes estaban en Fiestas, yo me haya ido a comprobar in situ si Fidel se rinde de una vez. Ya habrán imaginado que he realizado el viaje sin moverme del sofá, como le gustaba viajar a José Lezama Lima, aquel cubano genial que apenas salía de su casa ubicada en su La Habana natal.
Precisamente la capital del país es la protagonista de La Habana (Puerta de las Américas) , una biografía -porque la urbe está tan viva como ustedes y como yo- escrita por Amir Valle. Amir me parece, de todos los escritores que he tenido la suerte de conocer al mismo tiempo que de leer, y esta aseveración me podría suponer algún respingo por parte de algunos resentidos que confío no se cuenten entre mis amistades, el mejor de todos. Con diferencia. Independientemente de que me interese más o menos lo que me cuenta o de las conclusiones que saque de su lectura, es uno de los que mejor escribe hoy día, y en este libro pone su estilo, como siempre deslumbrante, al servicio de una región casi mítica que durante cinco siglos ha fascinado a personalidades de la política, el arte y el espectáculo. Y aunque sea un ensayo que puede leerse como una novela -eso que dicen los amigos cuando nos recomiendan uno o los editores cuando tratan de vendérnoslo-, también puede degustarse a retazos, como si de un poemario se tratase: ahora mismo, mientras escribo estas líneas, descubro a salto de mata a Hemingway paseando bajo el sol del Caribe que iluminara luego al pescador de El viejo y el mar.
Puede establecerse una analogía inversa a la del ensayo novelesco de Valle con respecto a De sangre y ron mi Cuba, novela gráfica en la que Fran Jaraba relata la tercera (y definitiva) sublevación independentista del pueblo cubano contra el imperio español. Para ello emplea la figura de Maxi Torres, un gallego sin cursiva, de los de Galicia de verdad, que se autodefine como "estudiante golfo, poeta impublicado e ilustre idiota", y que se ha alistado en el ejército con el único propósito de encontrar a su amada. A la hora de ambientar su acción, el autor deja entrever una ingente labor de documentación que se apreciaría aunque no se incluyeran introducción histórica, glosario, notas y bibliografía: sus dibujos capturan el espíritu de un tiempo pasado, el aroma del tabaco, el olor de los viajeros hacinados en vagones de tren, el canto de los animales de la selva en mitad de la noche. Así, podemos decir que es un cómic que se lee como un ensayo, aunque no falte el dinamismo que se espera de un relato de aventuras.
Otro que tras sus viajes a la tierra de José Martí quedó tan fascinado como Jaraba es Enrique Flores, ilustrador que tiene la costumbre de dibujar todo aquello que le resulta de interés durante sus desplazamientos. En esta ocasión hablamos de Cuba (Cuaderno de viaje), volumen que recoge dibujos y notas realizados durante tres visitas sucesivas y a través de los cuales nos permite acompañarle en sus paseos por la ciudad, conociendo sus gentes, edificios, coches, tiendas. Un libro en la línea de otros cuadernos de viajes de autores como Gallardo o López Cruces, para viajar cómodamente y sin jet lag que valga.
La Habana (Puerta de las Américas), De sangre y ron mi Cuba y Cuba (Cuaderno de viaje) están editados por Almed, Glénat y Edicions de Ponent respectivamente.