Cultura

Revista de verano IV

Vivimos días extraños, como cada uno de los últimos años cuando llega la mitad de agosto: el turismo masivo atraído por los festivales de música se ha ido entrelazando con las presentaciones de las comparsas de fiestas; el olor de las cuerdas de las guitarras eléctricas se entremezcla con el olor a pólvora y alábega. Días de convivencia entre población visitante y población anfitriona. Entre tanto, nubes negras recuerdan el punto de inflexión de un verano todavía muy largo para quienes no tienen la vista puesta en ese día cuatro de septiembre que desborda los corazones en nuestra ciudad (para Freda Jackson, residente en Blackburn, no seríamos más que un estorbo).
El verano sigue, digo, pero por poco tiempo en Villena, se lo escuchaba a un señor, de la JCF creo, en la radio el otro día, dicho así: con autoridad festera: “pronto nos olvidaremos de campos, piscinas y playas para ponernos en marcha con las Fiestas”. Pero yo no quiero hablar del tema. Hace un año se me ocurrió hablar del tema de las tribunas festeras y me llovieron críticas de todo tipo menos constructivas o argumentales. Este año no les digo, queridas personas, la que me caería si se me ocurriera mencionar lo que opino sobre las 233 solicitudes de tribunas sobre las 92 ofertadas… ¡Doscientas treinta y tres! Me callo. ¿Por qué? ¿Porque no pago cuota? ¿Porque no soy de Villena? No. Me callo porque no hay oportunidad de debate sobre lo que muchas voces, aun sin saberlo, manifiestan como un asunto de carácter privado: Freda Jackson estaría orgullosa de ustedes.

Pero volvamos a la vida del diez al tres. Buff. Les diré que durante mis vacaciones tuve que ir al banco, y que también tuve que ir a la oficina de la Agencia Tributaria… (allí hay un póster que dice “tome cita previa, no pierda su tiempo”, o algo similar, no digo más). También les reconoceré que tales visitas me coincidieron con un catarro involuntario que vengo a solucionar hoy, la tarde anterior a mi reincorporación al trabajo. De modo que no estoy como muy simpático a la hora de analizar el tema de las doscientas treinta y tres solicitudes para ocupar las tribunas durante los desfiles de Fiestas. Y aun así podría dejar pasar lo de Hacienda, pero lo del Bankio al que hemos visto transferidas nuestras cuentas un buen puñado de pobres almas…, eso no puedo aligerarlo ni con yoga del bueno: asumir todavía más burocracia para que la entidad continúe ganando lo mismo o más…, eso es como tocar todavía más las narices donde ya no quedan ni narices, ni paciencia, ni malditas ganas. Pero no hay que perder la esperanza: las casas de usura todavía pueden llegar más lejos, dejémoslas crecer y el tiempo dirá.

De momento todo está bien, igual de mal, han terminado los Festivales de música y afortunadamente el señor Cerdán del Partido Socialista nos ha informado que hasta finales de septiembre hay plazo para rescindir el contrato que “la empresa” mantiene con “el ayuntamiento” y viceversa. De modo que no hay necesidad de pensar todavía en el transporte de cosas con que llenar el nuevo museo, lo primero es lo primero. Y lo primero son los festivales, y no hay más que echar un vistazo a las redes sociales de nuestro alcalde para ver la buena disposición que tiene respecto a ellos (aunque de forma oficial no haya dicho ni pío). Por lo que deducimos que, como en casi todo lo que a él atañe, no tenemos ni la menor pista, ni pajolera idea de por dónde van a ir las negociaciones –cosas de la transapariencia–.

Bueno, quizás no sea para tanto, al cabo yo solo soy un ser humano (y necesito comprensión). Quizás todo esto no sea más que una percepción mía, una de esas que se quitan con un buen enamoramiento o un boleto premiado o una larga tarde de compras en un centro comercial… C’est la vie! ¡Disfruten las Fiestas!

B.S.O. Soy un ser humano. Los Enemigos.

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