Cultura

Revista de Verano. Los sudores y la enfermedad

Sudando estoy, sentado frente a la pantalla, con los dedos reposando sobre el teclado. En paños menores, que es como llamamos algunas personas con los treinta y siete bien cumpliditos a la desnudez de un cuerpo poco sufrido en modalidades atléticas o deportivas que recuerda con distintos argumentos, como los anillos del tronco de un árbol, los inviernos vividos. Sudando estoy, sufriendo la sucesión de “Olas de calor” a las que acabaremos llamando Verano, la clase de verano a la que deberemos acostumbrarnos, consecuencia de ese cambio climático que niegan ciertos círculos científicos (como ese tan renombrado donde milita el primo de Rajoy).
Sudando estoy. Y alejado de la prensa, la televisión y la radio para no mezclar el calor con la enfermedad: lo hago por esa obsesión que los mass-media nacionales tienen con la objetividad, la desinteresada selección de la información y la pluralidad. Características que han llevado a nuestras empresas informativas al principio de la cola en cuanto a la credibilidad de sus informaciones. Eso dice un estudio. Envidia que nos tienen, que eso ha pasado siempre. Fíjense si no cuando algunos tiñosos países europeos, compadres de la CEE, nos incluyeron dentro de los P.I.G.S. (acrónimo de Portugal, Irlanda, Grecia y Spain –España–; que sin signos de puntuación se traduciría como “cerdos” del inglés pigs). Yo me acuerdo de aquella historia, pero no se la tengo en cuenta, ¿acaso no hemos rebajado nuestra prima de riesgo más de cuatrocientos puntos? Somos un país solvente, muy bien educado y muy responsable. Aquí las deudas se pagan, y si no hay que comer para poder pagarlas, pues no se come. Aquí estamos a las duras y a las maduras. Y si hay que ir menos al médico, pues se va menos, y si hay que pagar más a las eléctricas para que amorticen los miles de metros de cable que han colocado, pues se paga, y no nos lanzamos a poner placas solares en los tejados aunque reduzcan la contaminación; y por si acaso ponemos un impuesto, para que quien las ponga que las pague. Y no tampoco dejamos que vengan aquí a vendernos esos acumuladores Tesla que podrían hacer que las viviendas fueran autónomas a costa de la quiebra de las empresas energéticas. En nuestro territorio no. Los demás que hagan lo que quieran.

Sudando estoy. Y enfermando a media que escribo. Y eso sin leer la prensa ni acordarme de asuntos como la violencia de género, la pobreza infantil, los desahucios… Pero esto es una Revista de Verano y eso supone un espacio más adecuado para hablar de las actividades del Casc, la Semana de Cine, el Leyendas del rock o el Festival de Títeres. Esperemos sudarlos bien (sin olvidar enfermar, aunque sea solo un poquito, porque aunque sea verano siempre hay alguien que no duerme).

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