Cartas al Director

Ruido

Siempre he pensado que hay un problema de ruido en Villena. Intuyo que tengo poco aguante porque cuando lo comento por ahí me miran raro. Me asombra la tolerancia de mis amigos y familiares. No les afecta. Lo soportan mejor que yo. Siempre me dicen encogiendo los hombros: “Esto es Villena”.
Al enterarme de la polémica con la “San Gerbata” o los problemas con el local de la Comparsa de Labradores decidí informarme un poco. Era agosto y tenía algo de tiempo, así que acudí al Ayuntamiento de Villena para solicitar la ordenanza municipal que regula la contaminación acústica. Muy diligentemente, tras dos visitas, tres llamadas y un e-mail, el técnico del ayuntamiento me informa de que la ordenanza municipal es antigua, del año 93, y que no se ha desarrollado la Ley Valenciana 7/2002.

La Ley Valenciana 7/2002 supuso un gran avance en términos de contaminación acústica y de regulación del ruido, pues permite distintos grados de ruido dividiendo la ciudad por zonas, y regula las actividades, instalaciones, comportamientos, medios de transporte y máquinas que en su funcionamiento, uso o ejercicio produzcan ruidos y vibraciones. También establece la obligatoriedad de realizar una planificación acústica como herramienta para la detección de los problemas y el establecimiento de medidas correctoras necesarias. Incluso obliga a hacer auditorías acústicas.

Esta Ley Valenciana 7/2002 no se ha desarrollado en Villena, una ciudad con un tamaño medio, concretamente de 34.530 habitantes en el censo de 2014, y no tenemos un plan acústico que regule por ejemplo las zonas que deben ser especialmente protegidas, las terrazas, las verbenas en fiestas o festivales de música. No sólo es que podamos realizarlo, es que estamos obligados a hacerlo. El artículo 22 de la ley 7/2002 obliga a las ciudades de más de 20.000 habitantes, como Villena, a realizar su propio plan acústico, que debe incluir todo el término municipal. Los distintos equipos de gobierno llevan incumpliendo esta obligación desde hace años. Nadie lo desarrolla.

Creo que es necesaria una normativa local que permita a los ciudadanos disponer de información de antemano y arroje claridad, saber si el bar de debajo de casa puede tener la terraza abierta hasta la madrugada, dónde se pueden realizar actos festeros hasta que el cuerpo aguante o dónde puedo yo poner un bar y tener un horario más amplio, o incluso saber si el albañil del edificio que están construyendo frente a tu casa y que martillea enfurecido el suelo todas los mañanas, puntual sin excepción, cumple con la regulación municipal.

Sería aconsejable que los políticos se pusieran a ello, nos ahorraríamos discusiones.

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