Sacrificando la humanidad
La educación puede ser peligrosa si confundimos utilidad con productividad
En una conferencia a los alumnos de la Universidad de Lima, Rafael Altamira denunciaba la educación puramente utilitaria.
La educación puramente utilitaria –decía el alicantino–, no abre el espíritu a la plena realidad, sino que la recorta y la reduce a un solo aspecto y seca las fuentes del sentimiento y del altruismo, sacrificando la humanidad al yo individual.
Llevamos años escuchando a algunos pedagogos recomendar que la labor de las escuelas, de los institutos y de las universidades debe adaptarse a las necesidades de la sociedad. La invitación es lógica para ser útiles al mundo en el que vivimos.
Tan lógica como peligrosa si utilidad la confundimos exclusivamente con productividad, considerando inútil aquello que no vemos lucrativo: latines, literaturas, filosofías, música e historias, por ejemplo. Tan peligrosa si sólo importa moldear al discente para que sea un eficiente engranaje social. Un tornillo. Una tuerca.