Por haber vuelto a sorprendernos demostrando que las del ¡Acho!, los del no hay ganas y los de las hormonas en ebullición y mil pájaros inundando sus cabezas pueden si quieren. Matrícula de honor para su comunidad por apoyarles y alentarles, para los monitores por su férrea creencia en estos muchach@s y su confianza infinita en este proyecto, y cómo no, para los 94 artistas que has hecho posible que Vivimos siempre juntos esté siendo un cántaro repleto de felicitaciones, de merecidos reconocimientos, de aplausos sinceros y de cinco llenos hasta la bandera.
Hay ocasiones, y ésta es una de ellas, en las cuales no ha lugar para el temor a caer en la saturación al respecto de una cuestión; en esta ocasión todo flaquea al lado de la dimensión de lo visto. Y no refiero su gran tamaño a la fastuosidad del espectáculo, ni al lujo en su entrega, calificativos estos que oscurecen a la sombra del esfuerzo personal de todos y cada uno de los artífices, ante la vitalidad y entusiasmo empleados, por la disciplina aplicada y por la educación en valores de esfuerzo, responsabilidad e implicación que han recibido unos y han sabido transmitir otros.
Les diré que en esta ocasión no toco de oído, porque he vivido en casa las muchas horas que hay detrás de cada coreografía, del rigor en los ensayos, del sobreesfuerzo físico y académico que como alumnos universitarios y de ESO llevan estas chicas y chicos. Sé de los nervios del día del estreno y de donde brotan las sinceras lágrimas que se han escapado mezclando la satisfacción con la explosión de alivio ante el reto superado. Y para no ser menos, quiero desde aquí dar mi más sincera enhorabuena a los que han proporcionado a mi hija, como muestra del resto, tanta felicidad y alegría, y a nosotros como padres, el alivio de saberles a buen recaudo, en buenas manos.
En los últimos días y al respecto del éxito conseguido y la sorpresa que ha supuesto para muchos descubrir que en Villena sí es posible otro tipo de ocio, los comentarios han sido unánimes y unidireccionales, políticos, padres, familiares, profesionales de la enseñanza y público en general han coincidido en reseñar lo meritorio de esta obra, se ha dado en la cara de los concejales que no han sido capaces de crear algo semejante a nivel municipal, algo que desde lo público sea comparable a este CJDB que tan alto está dejando el pabellón de lo posible y se ha realizado al margen de intervención o de ayuda municipal.
Muchos han solicitado el Chapí para ellos, a mí también me gustaría pero a su tiempo, sin precipitar momentos, y también la colaboración del ayuntamiento, pero yo, contrariamente a la voz de muchos, no quiero que esa ayuda o colaboración que pueda venir desde el consistorio vaya más allá de lo meramente económico, quiero que mantenga la lejanía suficiente para salvaguardarles de las salpicaduras ácidas e interesadas que la política en general, y la que está viviendo Villena en particular, lanza sin miramiento. Y no quiero que intervengan más allá de estos parámetros porque la verdadera razón de que esto sea posible se aloja en el creer. Ya no en la creencia religiosa que esta comunidad tiene, sino en la fuerza de arrastre que tiene el mirar todos juntos en la misma dirección, sin intereses personales, sin conveniencias del momento, sin interferencias que distorsiones la claridad del mensaje, porque este grupo de personas han demostrado, sin violencia ni golpes, con música y sonrisas, la cierta lección del querer es poder, seguramente porque mantienen alejado de los tentáculos políticos este reducto de integridad.
