Verde Antón
San Antón en el siglo IV ya mostró una sensibilidad por los animales que hoy falta en muchos espacios ciudadanos
Nuestra tradición vincula a San Antón como el patrón de los animales no humanos. Al parecer, su encuentro con la naturaleza y el cuidado de los animales le acercó a la paz y al amor que buscaba y por ello se le declaró patrón de éstos.
Es rica y variada la cultura y costumbres que hacen que distintas especies animales estén cerca de nuestros momentos de celebración y fiesta. Aunque, desgraciadamente, algunas corrientes con poca sensibilidad han unido la fiesta con su maltrato y abuso. Por fortuna, nuestra cultura va avanzando y poco a poco se dan espacios de mayor respeto hacia los animales no humanos. Sobre todo, va quedando claro que no se puede disfrutar mientras otro ser vivo sufre.
Siguen abiertos debates sobre la participación de animales en desfiles y fiestas. Aunque se avanza en una participación más respetuosa y amable de ellos, siempre debería haber un criterio en el que la dignidad y el no sufrimiento imperase, teniendo en cuenta que sienten y tienen emociones que no deben ser atacadas a través de actuaciones humillantes o cruentas por el simple hecho de no poder ser vocalizadas y entendidas en nuestro idioma.
La legislación estatal y autonómica en teoría ha avanzado, queriendo proteger los derechos de ciertas especies animales, pero quedan muchas lagunas por resolver. Destacan ejemplos como el uso de perros de caza, la propia caza, el maltrato de los toros en festejos taurinos o el trato por parte de las industrias cárnicas intensivas a seres sintientes. Siempre hay una tensión de grupos que no reparan en el sufrimiento animal y que, con frecuencia, coinciden con posturas negacionistas tanto de la crisis climática como de la violencia machista, obviando el sufrimiento ajeno.
En la Comunidad Valenciana se está abriendo una revisión de la normativa que ha de profundizar en entender a los animales no humanos como seres que sienten y que comparten espacios naturales comunes con nosotros y cuya integridad y conservación hay que respetar. Toda modificación que retroceda en estos aspectos, constituirá un ataque a la supervivencia de animales silvestres que tienen tanto derecho a vivir como nosotros.
Se corre el riesgo también de ofrecer un falso bienestar a los animales tratándoles con rasgos humanos con cuidados superfluos con el vestido o en la comida e impidiendo que desarrollen sus actividades de raza y especie.
Si en estas fiestas de San Antón recordamos a nuestros animales de familia, es preciso que lo hagamos protegiendo sus derechos, reivindicando su dignidad y profundizando cambios sociales y culturales que eviten que sean motivo de maltrato, de risa o de diversión a costa de su bienestar.
San Antón en el siglo IV ya mostró una sensibilidad por los animales que hoy falta en muchos espacios ciudadanos. Incluso hay empresas que se benefician del dinero público a costa del sufrimiento animal. En pleno siglo XXI, aprendamos a convivir en paz entre nosotros y con otros animales.
Por: Asamblea Verde de Villena