Se fue Florentino
Sí, el Rey Midas se marchó, dejando tras él un club donde todo fue convertido en oro, sobre todo el banquillo. Pero no teman, no les voy a hablar de fútbol, deporte del que desconozco hasta el lenguaje. Tampoco del comunicado que el Ayuntamiento de Alicante ha hecho llegar al colectivo Alacant Desperta denegándoles el uso del espacio solicitado para realizar su encuentro ¬¿pretenderá Alperi construir también en la ladera del Castillo de San Fernando?, en cualquier caso, si tienen algún interés en el asunto tendrán que ponerse en contacto con los organizadores.
No habrá espacio en esta columna para hablarles del éxito de Pablo del Mundillo en su actuación durante el aniversario del Colosseo, monologando al estilo medieval y metiéndose a cada minuto al público en el bolsillo, incorporando los accidentes de la sala a su actuación y sorprendiendo con su pintoresca historia. De tal aniversario tampoco dará tiempo a ofrecer crónica sobre los llenazos de público en las dos fiestas organizadas durante el fin de semana, de la buena música de Dj Palu el viernes, de Dj Tomás el sábado y de Dj Ruescas haciendo doblete. Uno se pregunta ante tal respuesta a la convocatoria si realmente hacen falta locales de ocio nocturno o si es suficiente con que se monten un par de fiestas cada año. Sea como sea las paradas de autobús las vimos el sábado noche tan saturadas, que de no ser por los disfraces uno pensaría que se trataba del autobús universitario. Pero no, no crean, tampoco voy a hablarles del Carnaval ni de las escaramuzas de la grúa liberando el camino de los desfiles. Y aunque llegue el Ecuador Festero, saben de sobra que ese no es mi campo y que tampoco participo.
Debería hablar, tal vez, del Festival de la Oralidad del pasado martes, pero la fecha de entrega no me permite llegar a tiempo. Pienso que para lo que podría sacar gran provecho con esta columna es para recomendar la asistencia al estreno de El Matrimonio Palavrakis este mismo viernes, y desearles mucha mierda de todo corazón mira que el lenguaje juega a veces malas pasadas a José y a Maite, desear un patio de butacas atestado y un cartel de no quedan entradas que tanto gusta a contratados y contratistas, y cómo no, una larga gira, eso tan escaso para las jóvenes compañías en el mercado valenciano. Y ya no me da tiempo a nombrar el espectáculo M3, ni el estreno de La Traviata. Sea como sea, entre una cosa y otra se acaba la columna y uno se queda con la sensación de no haber hablado de nada (peor es la sensación que manifiestan algunos de que en Villena no se hace nada).