Se nos están acabando las tumbas
Continúa habiendo buenos y malos, guerras justas y guerras injustas, como si no las perdiesen siempre los mismos
Nuestro paisano Antonio Sempere, en un artículo de su sección El teleadicto, publicado en INFORMACIÓN el veintiocho de septiembre de 2024 y titulado "Por el arco del triunfo", traía a colación una viñeta de El Roto, aquella en la que se observa a dos militares sobre una cartografía de posiciones; y uno de ellos comenta: Nos siguen enviando munición, pero se nos están acabando las tumbas. (EL PAÍS, nueve de septiembre de 2024).
Síntesis de la tragedia que provocan las guerras –ya sabemos que Andrés Rábago García (Jonás, Ubú, OPS, El Roto) no se anda con remilgos y da muy certero en la diana de la hipocresía– nuestro paisano Antonio Sempere no se queda corto al recordarnos, como paradojas, las hipocresías del verano pasado.
Esas que se emperifollan de eventos con vocación ecuménica, así los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, cuando las guerras siguen campando a sus anchas con su overbooking de muertos. Y lo peor, como dice Sempere, dando la impresión de que continúa habiendo buenos y malos, guerras justas y guerras injustas, como si no las perdiesen siempre los mismos, y como si no fuese un horror ver cómo destruyen hospitales infantiles, vengan las bombas de donde vengan.
Algunas hipocresías más también comenta Antonio Sempere en su columna. Otros cinismos y una escena televisiva de humor desprejuiciado que no viene mal para contrarrestar la desvergüenza de ese déficit de tumbas ante un superávit de muertos.
Nos faltan mecanismos eficaces para no vivir en esta impotencia y poder actuar de forma eficaz ante tanta inmundicia que día a día vemos con cara de asco. Trump, Trump. Poderío de lo más insano, ni cambio climático ni parar las guerras tumbas de fosas masivas, esta es la esperanza del futuro, o como los estadounidenses que me mejoren mi economía y que se jodan.