Cultura

Segundo semestre. Teatro Chapí. 2018

Llegadas estas fechas de invierno y comienzo de año, recibo el correo de la dirección de este periódico. Como de costumbre anuncia sin súplica un adelanto en la entrega de las columnas de opinión. También sugiere, otro tópico, que la orientación de estas seiscientas cincuenta palabras (setecientas mejor) se dirija a resumir lo acontecido a lo largo de los últimos doce meses. Pero al llegar a casa he encontrado en el suelo una carta remitida por nuestro Teatro Chapí –digo en el suelo ya que es adonde va a parar el correo una vez atraviesa la tosca hendidura practicada en la puerta de hierro para tal fin–.
El caso es que dados los tiempos que corren –una vez superada la crisis y jajajᖠimaginé que no se trataba de una postal navideña sino de la programación del próximo semestre. Y claro, de algún modo no me queda otra opción que hacer propio el lema “Regala teatro” y dedicar este espacio a promocionar algunas de las propuestas que están por venir. Les diré, queridas personas: dejen de dar vueltas por esas tiendas que tienen de todo, no compren ese frasco de colonia, ni esa corbata, ni esa figurita tan chic. Regalen por el mismo precio un par de entradas, regalen tiempo, regalen arte. Les aseguro que se lo agradecerán. Quizás sea de mayor o menor agrado, pero su obsequio no quedará por siempre en el fondo del cajón del olvido.

De modo que voy a echar un vistazo a la oferta cultural y a hacerles unas recomendaciones como de costumbre tan personales como intransferibles, tan escuetas como ilusionantes. Y abrimos el programa y nos encontramos nada menos que con Flamencrow, el último proyecto del cantaor Raúl Micó, un disco que ya anda por la calle y las tiendas desde hace pocos meses y que pueden adquirir antes o después de esta cita imprescindible. Porque Raúl se merece un teatro lleno, por artista y por villenero.

Seguidamente, pasando página, tenemos a la compañía valenciana La Teta Calva, profesionales que merecen todos mis respetos y que mantienen en alto (seguro que no sin esfuerzo, no quiero hablar de política cultural) el gran talento escénico que siempre ha exhibido nuestra región. Vienen con Las aventuras de Tom Sawyer, el maravilloso texto de Mark Twain que es todo un clásico y que toda niña y todo niño debe conocer. Paso páginas y veo que vuelve el Teatro de la Abadía con un texto de Santiago Loza: He nacido para verte sonreír, propuesta hacia la que me inclino por mis ganas a veces de ver teatro entre tanta hibridación provocada por “el mercado”.

Llegado marzo parece una cita obligatoria ver la propuesta de otra compañía valenciana: Da Capo de Otradanza, de mano de Asun Noales y Gustavo Ramírez. Cita obligatoria entre otras cosas porque usted, querida persona, no puede pasar a mejor vida sin decir que no ha visto un espectáculo de esta compañía que es ya un referente cultural en el panorama cultural, no por sus caras bonitas sino por su implicación artística en el mundo de la danza. Y avanzando unas páginas más, cómo no recomendar La Cantante, en mayo, con idea original y música de Francis J., esta es sin duda otra cita obligatoria y seguro que otro cartel de “no hay entradas”. Una pieza con esencia de otro de nuestros artistas, sacada adelante con una producción villenera y con la colaboración de la empresa Visualsonora, que después de hacer temporada en Madrid vendrá a nuestro escenario para mostrar su trabajo. Aunque para finalizar, ya en la calle y con el calor de frente, tendremos el concierto, también de mano de un gran puñado de villeneros, de Kanadian. Gente que hemos podido escuchar en solitario o en diferentes formaciones y que siempre nos han sorprendido. Este último proyecto ya en la calle del teatro y ofreciéndonos un espectáculo para no olvidar.

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