Silencio en la sala
Como viene siendo habitual desde que nací, hace ya veintiséis años, entre la primera y la segunda semana del mes de agosto se celebra en Villena la Semana de Cine que, al contrario que en el Corte Inglés, donde la celebración de los días dura semanas, ésta dura trece días.
En este evento cinematográfico, que no pretende ser un festival de cine sino una muestra de las mejores películas del año, sin tener nada que ver con las más taquilleras y buscando siempre la variedad de géneros, desmintiéndose ya el rumor de que este año se iba a proyectar el video de la plaza de toros antes de las 16 películas y seis cortos que, ni que decir tiene, son proyectadas por primera vez en nuestra ciudad, debido a que se trata de la única sala de cine, sin contar el cine que puedan tener ustedes montado en casa.
Esta sala no es otra que el salón de actos de la Casa de Cultura, que gracias al Cineclub Villena y, cómo no, a los que asisten a las películas que se proyectan, se viene usando como sala de cine. El problema es el estado del lugar antes nombrado, ya que las condiciones no son del todo válidas para ver una película, y no sólo esto, sino que ni tan siquiera son buenas para su uso cotidiano como salón de actos. Cuando digo esto no me refiero a los medios técnicos ni al estado de la sala, aunque también podría, ni me refiero al aire acondicionado, que por lo visto sólo tiene dos botones, apagado o a to lo que da, me refiero concretamente a las butacas. Y no me digan que antes el cine se veía en sillas de madera, o que antes no había ni para ir al cine, y que estamos acostumbrados a las extraordinarias butacas de los multicines, eso ya me lo conozco yo; antes también veía películas en el salón de actos del colegio, y no me acuerdo de esas butacas tanto como de las de la Casa de Cultura, y antes pesaba treinta kilos y ahora peso más de ochenta. No hablo de confortabilidad y de grandes prestaciones, hablo de un mínimo de comodidad, hablo de butacas un poco más grandes, sobre todo el respaldo, de algo más de espacio entre filas, que el que hay ahora parece estar pensado para contorsionistas, y en resumidas cuentas de butacas nuevas, para que tanto personas mayores, siempre afectadas de alguna dolencia, y las que no son mayores y no tienen porqué padecer dolencias cuando lo sean, puedan no pensarse dos veces el ir a ver una película o, por ejemplo, una conferencia.
No quiero con esto desanimar a la gente para que no acuda a las sesiones, es más, invito a todo el mundo a que vaya a ver las películas para que se demuestre que el cine en nuestra ciudad sí importa y que no se trata de una afición minoritaria en la que se puede invertir dinero en la adecuación de una infraestructura que no sólo se disfruta un día, como los toros del día siete, y que ni tan siquiera se usa en esta semana de trece días, sino durante todo el año, pero como no existe la plataforma pro-restauración de las butacas del cine no está en la lista de agradecimientos ni en ninguna modificación presupuestaria.
Y más de uno dirá que total, para qué vas a ponerte ahora a cambiarlas si tarde o temprano van a hacer un centro comercial o de ocio. Yo no me creo nada, y es necesario, para la Casa de Cultura, para el Cineclub y para todo el que utiliza este salón, y porque no sé qué películas pondrán en esos multicines, pero estoy seguro de que más de una se escapará a sus carteleras y que entonces podremos recurrir a la Casa de Cultura para tener una alternativa a las salas de cine comerciales, y para poder seguir disfrutando de la semana de cine sin tener que hacer estiramientos musculares y articulares antes y después de cada película, eso o que regalen sesiones gratis de masaje con la entrada como en los multicines con las hamburguesas.
Al igual que usted cambia el colchón de su cama porque ya esta viejo, hay infraestructuras en nuestra ciudad que deben ser cambiadas o reformadas para que sigan teniendo la utilidad que tenían cuando se crearon, y al igual que usted no piensa que antes se dormía encima de la paja y no necesita un colchón nuevo, deberíamos pensar en mantener lo que ya tenemos antes de pensar en lo que aún no tenemos y no sabemos si vamos a tener. Y en cuanto a lo de la escasez de ocio, en Villena pasan cosas, aunque en opinión de algunos sería mejor que nunca pasara nada.