Sinestesia musical
Abandonad toda esperanza, salmo 211º
Aunque por supuesto tengo ciertas preferencias y mis géneros musicales favoritos son el rock, el soul y el jazz -de mi incomprensible fijación obsesiva con Britney Spears mejor les hablo otro día-, nunca he sido precisamente un melómano. Pese a ello, permítanme que alucine en colores con Spotify, esa aplicación informática que nos da acceso on line de forma gratuita y absolutamente legal a miles de grabaciones de todos los estilos que se nos puedan ocurrir, y que como han señalado algunos podría significar el fin de la piratería musical: ¿para qué almacenar copias piratas si podemos escuchar a un clic de ratón lo que queramos y cuando queramos? Me temo que Ramoncín se va a quedar sin nada de qué quejarse, e imagino que volverá a reclamar que le llamen Ramón Solo.
Gracias a Spotify no tengo que rebuscar entre mi colección de discos para encontrar algo de Charlie Parker que me sirva de banda sonora para releer El perseguidor de Julio Cortázar, quizá el mejor cuento jamás escrito sobre el jazz, protagonizado por un trasunto del legendario Bird y que ahora renace en una nueva encarnación ilustrado por el maestro José Muñoz. Todavía recuerdo cómo se me puso la carne de gallina cuando leí por vez primera aquello de "Esto lo estoy tocando mañana" en una antigua edición de Las armas secretas. Imagínense entonces lo orgásmico que resulta volver a leer el relato del escritor argentino ilustrado por su genial compatriota.
También de la mano de Muñoz, esta vez acompañado por su cómplice en Alack Sinner Carlos Sampayo, resucita Carlos Gardel en un cómic que, como hiciera el cineasta Jaime Chávarri en Sus ojos se cerraron, recrea con libertad e imaginación la figura de aquel individuo que a pesar de nacer en Francia acabó convirtiéndose en el más popular cantante argentino de la Historia. El resultado es un fresco expresionista donde el célebre astro porteño se las ve con admiradores y mafiosos antes de marcharse a triunfar en Hollywood y cruzarse con Duke Ellington y Johnny Hodges. La segunda y última entrega promete mostrarnos el asesinato del mito.
El hecho de no venir de la mano de un autor tan celebrado como Muñoz y de no estar protagonizado por un músico que existiera realmente podrían explicar lo injustamente desapercibida que ha pasado El sueño de Meteor Slim, novela gráfica en la que Frantz Duchazeau retrata el (breve) auge y la (inevitable) caída de un guitarrista de talento innegable pero aliento autodestructivo que no pudo asimilar las enseñanzas de su mentor ocasional Robert Johnson, este sí una auténtica leyenda del blues, y acabó regresando a su hogar para protagonizar uno de los finales más abruptos y descorazonadores de la historieta reciente.
Tres obras repletas de ilustraciones que pueden escucharse y que hay que leer cerca del equipo de música o, a partir de ahora, del ordenador con conexión a Internet. Amigo Ramoncín, yo que tú sacaría un tebeo sobre tu vida porque solamente con los cedés te vas a quedar a dos velas.
El perseguidor, Carlos Gardel (La voz de Argentina) y El sueño de Meteor Slim están editados por Libros del Zorro Rojo, Planeta y Ponent Mon respectivamente.