Opinión

Sobre la situación del tripartito (artículo de opinión de Celia Lledó)

Hace más de dos años, los tres partidos que obtuvieron menos votos se unieron en un tripartito para que no gobernase el PP y a día de hoy, ese tripartito se ha roto, sacando sus vergüenzas con la arena de la Plaza, y rompiendo, si existían, sus compromisos entre ellos.
El 30 de agosto el portavoz del PSOE, Fulgencio Cerdán, y el exsecretario General, Carlos Beltrán, exigían al alcalde que echase de la Junta de Gobierno a Juan Richart. Es el alcalde el único que tiene esta potestad y por ello el PSOE se dirigía a él, advirtiendo de que de no tomar esta medida, rompería el pacto tripartito. También se dirigían al propio Richart para decirle que si no estaba a gusto dejase su acta, puesto que el acta sí que es suya y ni el alcalde ni nadie le puede obligar a dejar de ser concejal.

Han pasado todos los plazos concedidos y ni el alcalde cesa a Richart, ni él se va, ni el PSOE deja el tripartito, perdiendo unos y otros la poca credibilidad que les quedaba y, especialmente, perdiendo la dignidad. Estamos ante la crisis más grave que ha vivido el tripartito. Rotos como gobierno de pacto, se mantienen aferrados al cargo por sus intereses particulares, actuando de forma individual, sin coherencia, ni cohesión.

Es significativo como Richart, desde que en mayo de 2013 consiguió que el Pleno aprobara su propuesta sobre la concesión de las basuras, no ha asistido a los Plenos hasta septiembre, cuando nuevamente se ha tratado este tema, dejando al tripartito en empate de votos con el PP y obligando al alcalde a utilizar el voto de calidad.

Parece que como represalia el alcalde también utilizó el voto de calidad en la Junta de gobierno, eso sí, para que no hubiese toros el día 7, y lo último ha sido retirar la arena del albero, que no sabemos si es de nuevo una represalia verde o una irresponsabilidad de los concejales socialistas de Cultura y Patrimonio. La plaza queda al capricho de estos concejales, que representan a una minoría de los votantes y que la utilizan para castigarse entre sí y castigarnos a todos.

Nunca nos dijeron cuáles eran los pactos a los que había llegado el tripartito, a qué renunciaba cada partido y a qué se comprometían entre todos. Aunque una cosa estuvo clara: mientras se llevaran bien, habría toros. Sin embargo todo ha cambiado, los pactos se han roto y los Verdes buscan recuperar a sus votantes decepcionados aunque sea a costa de humillar a sus socios o a toda una ciudad.

Esta actitud no hace más que desvelar las intenciones de los que hoy nos gobiernan, ajenos al interés general, a los intereses de nuestra ciudad. Villena se merece mucho más y saldrá fortalecida de esta hecatombe. Somos una gran ciudad, de gente trabajadora y con una gloriosa historia atestiguada por venerables monumentos. Ninguna época ha sido fácil y así nos los recuerdan el Castillo, la Iglesia de Santiago, el Teatro Chapí o la Plaza. Pero mientras esos monumentos sigan en pie, nos recordarán que en Villena el esfuerzo y el trabajo ha dado siempre buenos frutos, que sus gentes son nobles y leales y que cuando todos nos unimos somos capaces de hacer grandes cosas.

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